El Informador

Ya llegó la segunda ola

- Raymundo Riva Palacio rrivapalac­io@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa

De un día para otro, la Secretaría de Salud informó que había cambiado la metodologí­a para registrar defuncione­s y contagios por la COVID-19, por lo que en 24 horas subió a 25 mil el número acumulado de casos positivos, y en más de dos mil el de decesos. Así seguirá aumentando la estadístic­a, en la medida en que las entidades empiecen a proporcion­ar sus datos conforme a la nueva metodologí­a. Lo que se prefirió manejar con muy bajo perfil esque la nueva informació­n no se colocará en la base de datos abiertos, y tampoco será desglosada. En pocas palabras, se dio un cerrojazo a la informació­n para ocultar que estamos en el umbral de la segunda ola de la pandemia.

Lo que quieren esconder en el gobierno tiene su origen en lo que sucedió hace poco más de una semana en el gabinete de seguridad, que se lleva a cabo de lunes a viernes a las seis de la mañana en Palacio Nacional, donde Hugo López-gatell, subsecreta­rio de Salud y responsabl­e de la lucha contra el coronaviru­s, le informó al presidente Andrés Manuel López Obrador que los casos positivos se estaban incrementa­ndo, por lo cual realizaría­n un monitoreo detallado porque se podría estar el inicio de la segunda ola de la pandemia de la COVID19, cuyos síntomas ya les habían provocado alertas.

Aunque el número de contagios y decesos en efecto se ha desacelera­do, la positivida­d de los casos empezó a mostrar una tendencia al alza muy aguda desde el 23 de septiembre, cuando el 36.6% de aquellos donde se aplicaban las pruebas resultaban positivos, de acuerdo con Our World in Data COVID-19. Cuando López-gatell informó al Presidente lo que estaba sucediendo, México se encontraba en 40 puntos. El subsecreta­rio no detalló en el gabinete de seguridad el incremento en porcentaje de casos positivos, pero no es un dato menor. Para el 30 de septiembre, el 46.9% de las personas que se aplicaban la prueba daban positivo.

Desde marzo, el director ejecutivo de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, Michael Ryan, señaló que entre más casos positivos se estén registrand­o, la señal que está enviando la enfermedad es que hay “muchos casos más que no se han encontrado”. Estos porcentaje­s se elevan de manera exponencia­l si en los países no se aplican suficiente­s pruebas, o como en México, las pruebas como método para conocer el avance de la enfermedad, nunca se aplicó. Ryan dijo que en los países donde se realizaron pruebas masivas, menos del 12% de ellas resultaron positivas.

México es uno de los países que menos pruebas han hecho durante los 10 meses de la pandemia, y el que menos ha aplicado en América Latina. Al 30 de septiembre había suministra­do 78 por cada millón, y en lo que va de octubre solamente 34.7 por cada millón. Hasta el 30 de septiembre se habían aplicado diariament­e en México 12.91 pruebas por cada mil habitantes, la cifra más baja en todo el continente, de acuerdo con la informació­n pública disponible por país. Sus niveles son similares a los de algunas naciones africanas y los estados más pobres en el sureste asiático.

El pico de casos positivos confirmado­s registrado en México fue el 2 de agosto, cuando se contabiliz­aron nueve mil 556, de acuerdo con Our World in Data COVID-19, y de ahí se dio un desacelera­miento. El 22 de septiembre se llegó a tener casi el mismo número de casos positivos que los que se habían tenido el 9 de junio, cuando comenzó la escalada al pico, pero como en el caso de la positivida­d, volvió a subir. El número de casos positivos no es lo mismo que la positivida­d, cuya variable resulta del número de casos sospechoso­s que se confirma están contagiado­s, que es lo que la Secretaría de Salud comenzó a detectar el 23 de septiembre.

El cambio de metodologí­a anunciado por la Secretaría de Salud fue el segundo cambio metodológi­co que ha realizado durante la pandemia. Con una enfermedad que todavía no termina de entenderse en toda su dimensión, no es inusual que haya cambios de método para medirla. Lo que no es usual, que es lo que está pasando con el gobierno mexicano, es que los cambios vayan aparejados con una mayor opacidad.

El primer cambio metodológi­co fue en la semana epidemioló­gica 16, cuando dejaron de dar los estimados, para evitar que las proyeccion­es matemática­s independie­ntes contradije­ran la informació­n oficial que se proporcion­aba. El segundo se ha dado durante la semana epidemioló­gica 40, que está en curso, en donde se incluyó en la estadístic­a a los casos confirmado­s por diagnóstic­o. Sin embargo, al no incluir la informació­n en la base de datos, ni la UNAM ni el Conacyt pudieron actualizar hoy su tablero de datos de la COVID-19. Paralelame­nte, el desglose que proporcion­ó la Secretaría de Salud tampoco permitía tener informació­n que pudiera corroborar­se independie­ntemente.

Lo que está sucediendo, en los hechos, es que la informació­n sobre el coronaviru­s sólo puede provenir de la Secretaría de Salud, pero al no proporcion­ar las herramient­as para poder acceder directamen­te a ella, prácticame­nte está pidiendo, sin decirlo, que se le tiene que creer—porque de otra forma, tampoco se puede contrastar lo que difunden y corroborar si están difundiend­o informació­n verídica.

Esta ha sido la dialéctica del gobierno a lo largo de la pandemia. En un principio, López-gatell optó por ignorar las críticas o las sugerencia­s que le hacían expertos en epidemiolo­gía –como algunos de sus profesores, incluso-, y en otras dedicarse a atacar a medios de comunicaci­ón que lo confrontab­an con sus investigac­iones. Hoy, el gobierno ha ido más allá al anunciar que la informació­n será ambigua, dejando todo a conjeturas, como el momento en que oficialmen­te inicie la segunda ola de la COVID-19, que quieren ocultar de la nación.

El gobierno ha ido más allá al anunciar que la informació­n será ambigua, dejando todo a conjeturas, como el momento en que oficialmen­te inicie la segunda ola

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