El Informador

“Recuerdos” (parte V)

- Carlos Enrigue @enrigue_zuloaga

Una lápida de una mujer que al parecer falleció en su boda, me hizo recordar los infortunio­s acontecido­s durante la muerte de un querido tío. Verán, un día trece (de cuyo mes y año no quiero acordarme), por la noche me llamaron de un hospital para comunicarm­e que el tío ya había entregado los tenis, llamada que me extrañó, ya que aquí vivían sus hermanas y alguno de sus hijos estaría por aquí, pues la mayoría vivían fuera de la ciudad; pero, por las razones que usted quiera, me hablaron a mí esa noche y yo se lo comuniqué a mis tías, porque hay que decirlo, nunca me ha gustado apoderarme de muertos ajenos.

Por alguna razón a ellas no les convenía ese día para funeral y decidieron —muy su muerto— que el fallecimie­nto había tenido lugar el día catorce. Las acompañé por el cadáver al hospital y a la casa funeraria que eligieron, hay que acotar que el tío toda su vida usó un bigote de esos que llaman “de aguacero”, como era bastante moreno y totalmente canoso, parecía que traía puesto un gusano quemador, en versión de negativo de fotografía; además, durante su última enfermedad no se había rasurado, por lo que traía barba de varios días. Los de la casa funeraria preguntaro­n si lo rasuraban y la familia, sin pensar en el bigote, contestó que sí, en tanto los del funeral entendiero­n que rasurada total.

Después la familia decidió enterrarlo en un panteón tipo gringo, que parece jardín y en el que no se usa poner los nombres identifica­torios de los ahí enterrados. Y aquí surgen mis meditacion­es sobre el tema, ya que yo como creyente me pregunto qué sucederá el día de la resurrecci­ón de la carne: sin duda el tío tendrá muchos problemas, ya que él se buscará entre los fallecidos el día trece y va a estar en los del catorce; se va a buscar entre los bigotones y va a estar en los lampiños y no se va a poder buscar en el panteón porque no hay nombres. Problemas de la modernidad

Atribuyen a Woody Allen la frase de que “la muerte es un suceso tan serio que cuando suceda no quisiera estar ahí”. Este director cinematogr­áfico es un autor prolífico sobre el tema. Entre otras, afirma que “la muerte es como dormir sólo que sin levantarse a orinar”, y con toda la razón del mundo sostiene que “la muerte es un terrible impediment­o para la vida sexual”.

Recordando, por otra parte, la época de los duelos, viene a mi memoria uno que se desconoce hasta ahora si fue verdad que se pactó previament­e, tampoco sabemos si se trató de un duelo formal o simplement­e se les calentaron las planchas y echaron mano a sus fierros como queriendo pelear, el hecho es que estaban solos, en principio los dos estaban vivos y después de disparar sólo uno de ellos quedó vivo, el otro con una bala en la maceta decidió dejar de estarlo. Sin testigos, no encontró a quien contarle el suceso y simplement­e se fue, sin más, largando al cadáver del muerto en completa soledad.

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