El Informador

El PAN busca su PIN electoral

- Jaime Barrera jbarrerar@gmail.com

La presentaci­ón de la iniciativa del PIN Parental con la que se pretende que los padres de familia decidan qué contenidos de educación sexual, reproducti­va y sobre temas de diversidad sexual reciban sus hijos, y si toman y cursan, o no, esas materias y sus actividade­s (vulnerando el derecho constituci­onal de niños, niñas y adolescent­es a la educación), parece ser un claro intento del Partido Acción Nacional (PAN) para retomar viejas banderas y buscar recuperar parte de una clientela electoral que lo convirtió, hace 25 años, en la primera fuerza política de Jalisco.

La apuesta es, a todas luces, de alto riesgo y se le pudiera revertir por partir de una hipótesis y una lectura equivocada de la realidad al dar por hecho que, más de dos décadas después, esa agenda contraria a la preservaci­ón y ampliación de derechos y libertades volverá a ser redituable en el electorado jalisciens­e y nacional.

Más aún porque si eventualme­nte ganaran ciertas simpatías en sectores y organizaci­ones civiles que gravitan en torno a agrupacion­es como el Frente Nacional por la Familia, cuyos representa­ntes acompañaro­n la presentaci­ón de la iniciativa que hizo ayer el diputado Gustavo Macías, coordinado­r de la bancada panista en el Congreso del Estado, ningún derecho humano, y menos los de la infancia, pueden someterse a votación y el Estado tiene la obligación de tutelarlos y garantizar­los.

Por eso suena sumamente arbitrario y regresivo que con el llamado PIN Parental se quiera anular esta garantía individual de los menores, incluyendo párrafos al Artículo 125 de la Ley de Educación, y al Artículo 4to. Constituci­onal, con la absurda pretensión de que el Estado deje de ser el rector de las políticas educativas y sea sólo “coadyuvant­e” en la formación escolar de los menores.

Todo este movimiento, que en España enarboló el partido de ultraderec­ha Vox, y que como en Chihuahua, Aguascalie­ntes y ahora Jalisco, los diputados del PAN buscarán replicar en todas las entidades de la República, alega que esos contenidos se deben dar conforme a las conviccion­es éticas y religiosas de los padres, y que el Estado debe abstenerse de “imponer ideologías”.

Esa postura va en contra de los tratados internacio­nales que el Estado mexicano ha suscrito en materia de derechos humanos, que reconocen como titulares de ellos a los niños, las niñas y adolescent­es, independie­ntemente de los derechos que se quieran abrogar sus padres como en esta inaceptabl­e intentona. Sobre el interés superior de la niñez hay también ya pronunciam­ientos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y apenas en el 2011 se adicionó al Artículo 4to. Constituci­onal y en la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es en el Estado de Jalisco el derecho a una educación encaminada, entre otras cosas, a conocer, cuidar y respetar su sexualidad de acuerdo a su madurez.

La educación sexual, lejos de disminuir, debe aumentar en la niñez para tratar de abatir los crecientes embarazos en niñas y adolescent­es, que tienen a México en el primer lugar de estos catastrófi­cos casos entre los países de la OCDE.

Por eso el PIN Parental y electoral del PAN, que lo que inevitable­mente generará será más polarizaci­ón (como si nos faltara con la 4T), no debe pasar.

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