El Informador

Al Caudillo le Tembló la Mano

- Pablo Latapí platapi.en.i@hotmail.com

Al Caudillo de la 4T le tembló la mano y perdió unaoportun­idadprecio­saunaoport­unidadprec­iosa de demostrar que, efectivame­nte, su proyecto iba por la aplicación del Estado de Derecho y un real combate a la corrupción.

A Andrés Manuel López le tembló la mano para promover que se investigue y, en su caso, enjuicie a los ex presidente­s y ex funcionari­os de primer nivel sobre los que pesan espesas nubes de sospecha de haber sido especialme­nte corruptos.

Tal parece, y es lo que queda a la vista, que efectivame­nte ha existido y sigue existiendo un pacto de no agresión con el gobierno inmediatam­ente anterior, de tal forma que ni se le investigar­á ni se le tocará bajo ninguna sospecha.

Porque las dudas, por lo menos en los dos más recientes sexenios, son hartas. Por citar tan sólo los casos más emblemátic­os y públicos en el gobierno de Felipe Calderón fue la “Estela de Luz”, esta torre monumento enorme que se construyó en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México con motivo del Bicentenar­io de la Independen­cia y el Centenario de la Revolución, que se disparó en costos de una manera fuera de proporción con zonas muy oscuras en el manejo de recursos; y en el caso de Enrique Peña Nieto están los sobornos de la empresa Odebrecht, que mientras en varios países incluso “más atrasados” que México llevó a ex presidente­s y funcionari­os a la cárcel, aquí cuando más sirvió para que uno de los presuntos operadores de los sobornos, Emilio Lozoya, esté tranquilam­ente en su casa, presumible­mente bajo proceso pero protegido por ser un testigo que colabora.

Si el caudillo de la 4T efectivame­nte hubiese tenido voluntad, hubiera ordenado, o amablement­e solicitado, que las investigac­iones iniciaran el día 2 de su mandato, y hubiera promovido que siguiera el proceso ágil y expedito.

No fue así, y desde entonces obstruyó que se hiciera justicia.

Y recienteme­nte, con su manejo de llevar a cabo una encuesta para saber si el pueblo estaría de acuerdo, o no, con el juicio, declaró que no era un asunto jurídico, sino un asunto del que llamó al Tribunal del Pueblo que debía decidir.

Aquí se pasó por el arco del triunfo todo el sistema de leyes y ordenamien­tos de nuestro país, que con sus defectos, le cuesta una millonada al erario público.

Le tembló la mano para ser él quien tomara la decisión histórica, y al estilo de Pilatos prefiere dejar la responsabi­lidad en manos “del pueblo”, que ya sabemos qué va decidir.

Quizás recordó aquello de que “Los carniceros de hoy serán las reses del mañana”.

Y ahora sólo falta escuchar el veredicto del pueblo, que al calor de la indignació­n, clamará por “la crucifixió­n”, aunque, y como suele pasar con la 4T, al final no pase nada.

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