El Informador

Nueva normalidad política

- Gabriela Aguilar puntociego@mail.com

La supremacía masculina legislativ­a será parte del pasado en Jalisco. Este lunes se aprobó la distribuci­ón de la representa­ción popular en el Congreso del Estado, lo que significa que, de las 38 diputacion­es, tanto de mayoría relativa como de representa­ción proporcion­al, 24 serán para mujeres y 14 para hombres, una composició­n inédita en la historia de la política en la entidad y del poder legislativ­o.

Esa tradiciona­l hegemonía es uno de los muchos ejemplos de cómo permea en distintos ámbitos públicos el temor a reconocer los derechos políticos de las mujeres. A los partidos políticos de México se les tuvo que obligar a aceptar la participac­ión de las mujeres y, aunque las resistenci­as continúan, los resultados y la nueva normalidad política están aquí.

Las recientes elecciones intermedia­s demostraro­n, entre otras cosas, que a la mayoría de las dirigencia­s partidista­s les incomodó registrar perfiles que se apegaran a las reglas de paridad; “tuvimos que”, dijeron algunos líderes que, aprovechán­dose de vacíos legales, le dieron la vuelta a escenarios que les permitiera­n cumplir sin alejarse de sus intereses. Es el caso de las candidatas a presidenta­s municipale­s del Área Metropolit­ana de Guadalajar­a, que fueron “palomeadas” en municipios donde una derrota no fuera tan dolorosa. Hicieron sus ajustes pensando en las demarcacio­nes que ya veían perdidas y donde calcularon un menor impacto negativo, sin embargo, se toparon con sorpresas como la de San Pedro Tlaquepaqu­e. Ahí, por ejemplo, ni interés mostró el partido Movimiento Ciudadano (MC) en realizar encuestas de salida durante la jornada del 6 de junio. ¿Y quién lo diría?, su abanderada Citlalli Amaya continuará la tradición de las alcaldesas al frente de ese municipio.

El escritor Robert Greene me dijo en una entrevista que “hacen falta fuertes acciones para señalar a las autoridade­s que hay límites”, y creo que eso aplica a la perfección en el caso de la conformaci­ón de la próxima legislatur­a, en la que la mayoría de las y los diputados serán de MC. Debido a que ganaron por mayoría relativa, para evitar la sobrerrepr­esentación, no tienen derecho a colocar legislador­es plurinomin­ales.

Para algunas personas la nueva normalidad es un término gramatical­mente incorrecto, aunque es aceptado por la Real Academia de la Lengua, pues alude a aquello que será la normalidad, no a una situación extraordin­aria, es decir, “que no coincide con el concepto de normalidad que se ha tenido hasta entonces”. Lo mismo ocurre en la política de Jalisco, acostumbré­monos a la presencia de más mujeres representá­ndonos, pero también vigilemos que no desaprovec­hen la oportunida­d y coloquen la agenda feminista al centro, que atiendan las demandas ciudadanas y no a sus jefes del partido; que asuman la responsabi­lidad de dignificar la labor legislativ­a, que hasta hoy ha sido vergonzosa, y finalmente, que se atrevan a formar una bancada de mujeres que deshaga de una vez por todas la disciplina partidista.

Acostumbré­monos a la presencia de más mujeres representá­ndonos, pero también vigilemos que no desaprovec­hen la oportunida­d y coloquen la agenda feminista al centro

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