El Informador

A 25 años sin la primera dama del JAZZ

Se cumple un cuarto de siglo del adiós de Ella Fitzgerald

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Pocas voces encierran una época en todos sus matices, en cada una de sus interpreta­ciones. Un ejemplo de este tipo de voz singular es la cantante estadounid­ense Ella Fitzgerald, quien falleció un 15 de junio, en 1996. El jazz cantado tiene en Ella una intérprete ejemplar, por la dulzura de su voz y el poder que imprimió en cada verso que cantó. Nacida en 1917, en el estado de Virginia, el núcleo familiar de Fitzgerald le brindó las raíces de su formación musical, anclada en la iglesia metodista. Pero su gusto musical no iba a quedar en la música religiosa, pues desde la adolescenc­ia el jazz la cautivó, sin esperar que con el paso de los decenios recibiría el apodo de la Primera Dama del Jazz.

Siendo todavía adolescent­e, Ella quedó huérfana de madre (su padre había abandonado la familia desde su nacimiento). Aunque la cantante nunca se remontó a esta etapa de su vida al hablar en público, se sabe que quedó bajo la custodia de su padrastro, del cual huyó al poco tiempo (según se especula, por los abusos sufridos). En medio de la profunda crisis económica en Estados Unidos, Fitzgerald vivió en las calles del Harlem (al norte de Manhattan), cantando y trabajando en los lupanares, llamados speakeasy, en los que se comerciali­zaba alcohol. En esos años todavía se vivía bajo la obscura era de la prohibició­n en el vecino país.

Con un futuro poco prometedor por su entorno, Ella quiso probar suerte en una noche de talentos amateurs en el Teatro Apollo, a la postre un lugar clásico en el directorio de recintos musicales neoyorquin­os. Para sorpresa de todos (incluida ella misma), una chica de todavía 17 años de edad subió al escenario y cantó con una capacidad vocal impresiona­nte, por lo que recibió el primer lugar de la noche.

El mayor reconocimi­ento no fue el premio en sí (presentars­e en el lugar de manera individual, algo que no sucedió), si no el camino que se le abriría tras haber sido escuchada por los colegas que estaban presentes. A partir de esa noche le cambió la vida a la joven cantante, pues empezó a recibir invitacion­es para cantar. Así fue como se unió a la orquesta de Chick Webb, con quien grabó profusamen­te buena parte del material del cancionero estadounid­ense. El registro que nos legó con sus versiones es el de las interpreta­ciones con su dulce voz, por un lado, y con el estilo del swing, por el otro.

Pero el mundo del jazz cambiaría en la década siguiente, con el auge de las improvisac­iones y la llegada de los virtuosos. El jazz de orquesta comenzó a convertirs­e en un género menos popular, en pos de los tríos, cuartetos y quintetos donde la voz no era un instrument­o principal. Para hacer frente a la nueva era Ella Fitzgerald incorporó en su registro un tipo de canto que sobresale por su musicalida­d, aunque no tenga palabras: el llamado “scat”. Esta manera de cantar privilegia la improvisac­ión, con un tarareo constante y rítmico que asemeja los solos de los instrument­os de viento. A finales de los años cuarenta se casó con el músico Ray Brown, reconocido bajista de jazz. Aunque su matrimonio fue relativame­nte breve, su relación musical fue más extensa.

Durante los años cuarenta y cincuenta, Ella osciló entre las disqueras Verve y Decca, además de hacer sus pininos en el cine. Por su presencia y talento la cantante pasó en cameos en cintas en las que se le aprecia cantando parte de la banda sonora. En el rubro del cine son varios los documental­es que dan cuenta sobre su vida y obra. El más reciente es Ella Fitzgerald Just one of Those Things, dirigido por Leslie Woodhead.

El ocaso de su vida, los últimos diez años, su salud estuvo marcada por la diabetes, una enfermedad degenerati­va de la que tuvo los daños colaterale­s más significat­ivos (como la pérdida parcial de la visión y la amputación de ambas piernas). Aun así tuvo algunas aparicione­s públicas, como la gala pública por el 50 aniversari­o de Muhammad Ali en 1992, cuatro años antes de su muerte en 1996.

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ORIGEN. Ella Fitzgerald inició en pequeños foros dedicados a música de raíz afroameric­ana.
 ??  ?? CONSOLIDAC­IÓN. La potencia de voz y personalid­ad de Ella Fitzgerald conquistar­on al público de Estados Unidos y del planeta.
CONSOLIDAC­IÓN. La potencia de voz y personalid­ad de Ella Fitzgerald conquistar­on al público de Estados Unidos y del planeta.
 ??  ?? CLÁSICO. Colaboraci­ones con otros grandes músicos de época como Louis Armstrong fueron una constante en para Fitzgerald.
CLÁSICO. Colaboraci­ones con otros grandes músicos de época como Louis Armstrong fueron una constante en para Fitzgerald.
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VIGENCIA. La música de Ella es influencia para las nuevas generacion­es.
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FOTOS CORTESÍA DIVAS. Marilyn Monroe asistia con regularida­d a las presentaci­ones de Ella.
 ??  ?? ESTILO. La voz de Mezzosopra­no de Fitzgerald le dio un toque especial al jazz.
ESTILO. La voz de Mezzosopra­no de Fitzgerald le dio un toque especial al jazz.

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