Anuncian más apoyos contra cáncer
Además de reforzar el abasto de medicinas, invertirán 100 MDP en la segunda etapa del Instituto Jalisciense de Cancerología
Con el fin de combatir el desabasto de medicinas contra el cáncer y mejorar la atención para los pacientes, el Gobierno de Jalisco y el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, anunciaron el aumento del presupuesto para las asociaciones civiles, así como la segunda etapa del Instituto Jalisciense de Cancerología.
Esto beneficiará a pacientes como Georgina, quien desde hace un año lucha contra el cáncer de mama y es el apoyo para su hija, quien también padece cáncer. A las dos les fue detectado poco tiempo después de que la mamá de Georgina muriera de cáncer de páncreas.
“Es difícil porque no sólo nos afecta como pacientes, sino a nuestro entorno. No podemos trabajar porque la medicina es muy fuerte y, además, tenemos que ser el pilar de la familia. A ello, sumarle la falta de medicamentos. Es importante que nos volteen a ver”, pidió Georgina.
La organización Nariz Roja le dio la primera “vacuna” contra la enfermedad, que cuesta casi 50 mil pesos, pero necesita 17 en total. Por ello, señaló, la entrega de fármacos que ayer realizó el Gobierno estatal a la asociación, además del aumento de los apoyos, es importante para seguir en la lucha.
En este año, el Gobierno de Zapopan inició con la entrega de dos millones de pesos, que beneficiaron a 190 pacientes. Y para el siguiente año, Pablo Lemus, ahora como alcalde de Guadalajara, anunció que enviarán el proyecto del presupuesto 2022 al Congreso de Jalisco, en el que aumentan a tres millones de pesos los apoyos a la asociación civil.
Por otra parte, el Gobierno del Estado adelantó que habrá un incremento de 15 millones a cerca de 23 millones de pesos para las organizaciones que trabajan en la lucha contra el cáncer, como Nariz Roja. Además, se retomará el proyecto de inversión para una segunda etapa del Instituto Jalisciense de Cancerología, con 100 millones de pesos para el próximo año.
Alejandro Barbosa, director de Nariz Roja, destacó que hay una inversión cercana a los 15 millones de pesos para enfermos de cáncer, de los cuales siete millones fueron para Jalisco. En su padrón hay mil 190 beneficiarios de medicamentos oncológicos.
Cuando Tania Fernández Pantoja despertó de la cirugía, lo primero que hizo fue poner una de sus manos en su seno derecho, pero como lo tenía vendado, no supo qué había pasado. “Se acercaban enfermeras para preguntarme cómo me sentía y yo les decía: ‘¿Sabes qué me hicieron?’. Fue una mastectomía. Y si me cortaron el seno, quiere decir que fue cáncer”.
Después tomó su celular y en el chat de la familia vio que una de sus hijas avisó que el tumor era maligno, que sí era cáncer de mama y que le tuvieron que cortar el seno. “Ahí fue cuando entré a la realidad”.
A mediados de 2017, Tania comenzó a notar cambios en su mama derecha. “Comencé a ver que mi pezón se estaba deformando, pero no me dolía, no sentía molestias y lo dejé pasar un mes, dos meses, como entre agosto y diciembre”.
Debido a que trabaja en un módulo del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara “Dr. Juan I. Menchaca”, en enero de 2018 decidió acudir a la Clínica de Mama. Primero le hicieron una mastografía, después un ultrasonido y finalmente una biopsia en la que detectaron que el tumor estaba localizado en el pezón.
La oncóloga le dijo que no sabían si era benigno o maligno, por ello requería de una cirugía. “Si sale malo, cortamos el seno; de lo contrario, nada más extraemos el tumor. Fue todo lo que me dijo”.
Fue por eso que el 18 de febrero de 2018, tras despertar de la cirugía, Tania no sabía exactamente lo que había pasado. Posteriormente la doctora le explicó que su tumor estaba encapsulado y eso les permitió extirparlo con éxito. No cortaron todo su seno, “solamente un cuadrante”.
Fue un cáncer triple negativo en estado uno, por lo que no requirió de quimioterapia. Le dieron 23 radiaciones y un tratamiento. “La piel es como si me hubiera expuesto al Sol varias horas y es un ardor que con nada lo podía quitar. Eso fue lo más doloroso después de la cirugía. Y luego cuando vino el linfedema, porque es una secuela también de la cirugía”.
Ahora tiene que usar una manga de por vida, “que es como una media de compresión. Esto ayuda a que el líquido linfático regrese y no se acumule”.
Al año y medio que inició su tratamiento comenzó con sangrados abundantes. Le dijeron que estaba llena de quistes y de miomas. La solución de nuevo fue una cirugía. “Me quitaron la matriz y los ovarios. Por consecuencia tuve como una menopausia quirúrgica de 10 años”.
En junio pasado le cambiaron el medicamento, pero le restan cinco años con éste.
Apunta que revisó mucha información sobre el cáncer y antecedentes familiares, entre otros, pero considera que la enfermedad fue por algo más.
En ese momento de su vida tenía 41 años, sentía que debía poner fin a su matrimonio y la relación con sus hijas era complicada. “Sentía que necesitaba salir corriendo. De repente me sientan y me dicen: tienes cáncer de mama. Hubo momentos en que sentía mucho miedo, sobre todo en el inter de esperar los resultados de las patologías. Tuve noches enteras en que no dormí nada, nada más pensando”.
Subraya que el apoyo de su familia fue fundamental. “Ya no hubo divorcio y puedo decir que hasta nos unió más como familia”.