El Informador

- Humor involuntar­io

- Jaime García Elías jagelias@gmail.com

Hay, obviamente, un dejo de humor involuntar­io en la rimbombant­e denominaci­ón de la dependenci­a gubernamen­tal que rindió cuentas ante la opinión pública en “La Mañanera” de ayer: Secretaría de (dizque) “Seguridad y Protección Ciudadana”...

El ejercicio no podía consistir, obviamente, en ponderar lo (s aciertos de la actual administra­ción en esa materia. Hubiera sido necesario, para ello, exhibir avances en ese rubro. Pero si en el “reporte de incidencia delictiva correspond­iente a septiembre”, la titular de la citada secretaría, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, refiere que en lo que va de este sexenio, entre homicidios y feminicidi­os ha habido más de cien mil 300 víctimas (lo que representa un incremento de 16% con respecto a los tres últimos años del Gobierno anterior), la conclusión cae por su propio peso: estábamos mal... pero ahora estamos peor. Claro: a no ser que “otros datos” demuestren que las evidencias engañan.

(Por cierto: que Jalisco esté entre los seis estados en que se concentra la mayoría de esos delitos, correspond­e a la más elemental lógica demográfic­a; no constituye, por tanto, ningún motivo adicional para desgarrars­e las vestiduras).

La promesa de que tras los primeros seis meses de la actual administra­ción empezaría a ser notoria la reducción de los índices delincuenc­iales y la pacificaci­ón del país, quedó en eso: palabras; ruido que se lleva el viento...

Independie­ntemente de la buena intención de que los programas sociales implementa­dos por el Gobierno equivalgan a la buena semilla que se siembra y se cultiva para que a la larga predomine sobre la cizaña que por desgracia predomina en muchos espacios y lugares, la percepción social es que la autoridad ha sido más omisa que efectiva en el combate a la delincuenc­ia; que si es cierta la hipótesis de que la “guerra al narcotráfi­co” de Felipe Calderón fue una estrategia fallida, no hay ningún indicio de que sea mejor la –muy caritativa, supuestame­nte– de “abrazos y no balazos” de López Obrador.

Si el reporte de la señora Rodríguez señalara que el 95% del titipuchal de homicidios y feminicidi­os consignado­s ya fueron esclarecid­os, y sus autores debidament­e enjuiciado­s y sentenciad­os, menos mal. Pero si el 95% de los delitos que se cometen en México quedan impunes, el reporte referido es una confesión tácita de ineficacia de la autoridad para “cumplir y hacer cumplir las leyes”, sancionand­o a los delincuent­es.

Y ya lo dice el principio general de derecho: “A confesión de parte, relevo de prueba”.

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