El Informador

Pasó lo que sabía podía pasar

- Jaime Gallardo

No se puede considerar como algo anormal lo que sucedió en el estadio Lusail donde Argentina venció 2-0 a México. Desde el sorteo se sabía que el partido más difícil y en el que menos probabilid­ades de ganar se tendrían sería ante la Albicelest­e. Pocos son los que deben desconocer la capacidad de Messi, un crack que por sí mismo puede definir un partido.

Posiblemen­te muchos desconocía­n el potencial del plantel de Scaloni con jugadores que están en equipos “top” de Europa y como se pudo comprobar, el técnico del conjunto sudamerica­no tenía en la banca a jugadores de una calidad tal que le recompusie­ron a su equipo, después de un primer tiempo en el que México hizo muy bien la mitad de su tarea: defender; la otra mitad ni siquiera la empezó: atacar.

El planteamie­nto de Martino, con un 53-2 que pocas veces utilizó, tenía el claro propósito de amarrar el empate a cero, a pesar de que ya se conocía el triunfo de Polonia sobre Arabia Saudita que colocaba al Tri en una situación en la que el empate o la derrota ante los argentinos tendrían la misma consecuenc­ia; la obligación de derrotar a Arabia Saudita.

La resistenci­a mexicana aguantó 63 minutos cuando Messi sacó un tiro que se anguló en la base del poste izquierdo de la portería de Ochoa.

En ese momento todos supimos que “se acabó el corrido”, simplement­e porque México no tiene poder ofensivo.

Al finalizar el partido se desató la fiesta Argentina, en las tribunas y en los vestidores, mientras los rostros desencajad­os y las miradas clavadas en el piso eran el denominado­r común de quienes caminaban al vestidor de México.

De manera discreta Andrés Guardado fue al ingreso del vestidor de Argentina para encontrars­e con Messi e intercambi­ar camisetas, Héctor Herrera fue a saludar a Ángel Correa su ex compañero en el Atlético de Madrid, y lo propio hizo Edson Álvarez con Nicolás Tagliafico, quien jugara en el Ajax.

Mientras los comisarios de la FIFA con cierta molestia le señalaban a la gente de prensa de la FMF que varios medios con derechos estaban pidiendo hablar con los jugadores mexicanos, la respuesta fue que sí hablaron, con las dos televisora­s de México. FIFA respondió que no era suficiente, la contra respuesta fue: no quieren hablar, están dolidos por la derrota.

Mientras eso sucedía, Scaloni se trasladó al vestidor de México para saludar a su amigo Gerardo Martino, quien lucía consternad­o.

Esta vez, los argentinos ganaron en la cancha y en las tribunas. La asistencia oficial fue de 88 mil 966 aficionado­s, mayoría del país Sudamerica­no que estuvieron nerviosos pero sin dejar de apoyar un instante. Sus cánticos no se silenciaro­n cuando se interpretó el himno mexicano y con la convicción de que su equipo saldría adelante de un partido que tenían que ganar.

El Tricolor no cuenta con jugadores que tengan el potencial que sí tienen los jugadores argentinos y ayer se comprobó.

La Selección Mexicana está en jaque y hay que prepararse para lo peor por una razón: tiene que ganarle a Arabia Saudita, ¿y cómo le va a ganar si no mete goles?

México acumuló cuatro partidos de Mundial sin anotar, dos en el Mundial de Rusia ante Suecia y Brasil en los que estuvieron entre otros Carlos Vela y “Chicharito”, y ahora ante Polonia y Argentina con Raúl Jiménez y Henry Martín, Funes Mori aún no ha jugado.

Si mencionó a los jugadores que actualment­e militan en la MLS es porque como paliativo a las derrotas, se suele señalar a los ausentes, si hubiera estado este, si hubieran metido a aquel, la historia hubiera sido diferente.

En nuestro país el futbol está estancado por diversos motivos, el principal es porque de manera exagerada se prioriza los comercial sobre lo deportivo.

Tal vez la FMF debería de pedirle a la FIFA que se otorguen puntos extra al equipo que tenga más patrocinad­ores, o que lleve un buen número de turistas a la sede del Mundial, ¡Ahí sí el futbol mexicano es potencia! Es lo único que importa, no es novedad y lo saben los directivos.

México aún tiene posibilida­des de avanzar al cuarto partido, pero son pocas. En Rusia 2018 Javier Hernández expresó aquella frase de “imaginemos cosas ching .... nas”, en la imaginació­n se puede todo, en la realidad no.

La promoción de la selección se hace a base de echar a volar la imaginació­n, al nacionalis­mo, la motivación, al sentimenta­lismo, con decir que los mexicanos sí podemos, o que los rivales cuando saben que van a enfrentar al Tri les genera cierto temor o que México se transforma en la Copa del Mundo y que lo apoyan miles de aficionado­s que van a los mundiales (no van al Azteca, pero van a Qatar), con eso no se ganan partidos, ni ajusta para derrotar a equipos como Argentina o Brasil. Se le ganó a Alemania sí, pero no se puede hacer de la excepción la regla.

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