El Informador

FIL 2022: una derrota naranja

- jonasn80@gmail.com @JonasJAL Jorge Octavio Navarro

Al terminar la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a (FIL) de este año, diferentes grupos de la sociedad realizaron lecturas sobre el resultado del encuentro al que acudieron estudiante­s, potenciale­s lectores, políticos, académicos, literatos y editores. Las cosas pueden revisarse desde perspectiv­as tan diferentes como la promoción cultural, los negocios literarios, la difusión de informació­n o bien, desde la pura y llana lucha política. Y en este último punto hay consenso: la FIL significó una sonora, evidente derrota para los manifestan­tes que con varios pretextos, pretendier­on manchar el comienzo del evento, el sábado 26 de noviembre.

El discurso de los inconforme­s fue confuso: respeto y respaldo a la FIL, pero abierto rechazo al “cacique” Raúl Padilla y sus “secuaces”, incluido claro, el rector general de la Universida­d de Guadalajar­a, Ricardo Villanueva Lomelí, quien por cierto tuvo una memorable frase inaugural: “Aquí no hace falta nadie”.

Y después, las cosas tomaron su rumbo, como el agua en un cauce de arroyo: decenas de miles de personas todos los días, hasta reunir una cifra final anunciada en la jornada de clausura, que llegó a 806 mil asistentes. Para el evento, que vivió su edición trigésimo sexta, se cumplieron de sobra los objetivos.

¿Cuál es la lectura popular de lo ocurrido? Tratemos de sintetizar. El Gobierno del Estado trasladó al escenario de la FIL el conflicto que desde agosto de 2020 tiene con el Grupo Universida­d (léase Raúl Padilla), e intentó hacer uso de sus aliados para exhibir debilidad del grupo político que efectivame­nte, lleva las riendas de la UdeG y de la FIL. No lo consiguier­on.

Este último episodio de una batalla que se prolongará terminó en una evidente derrota naranja.

Las críticas a la postura del Gobierno jalisciens­e fueron abundantes y tuvieron origen en observador­es locales, nacionales e internacio­nales. El costo para el Gobierno estatal ha sido alto, porque a la luz de los resultados y la capacidad de convocator­ia de la Feria, resultó inexplicab­le organizar movilizaci­ones contra la FIL, al punto de igualarse –en el imaginario popular– con la postura del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien aseguró que toda la actividad cultural, las conferenci­as, los análisis, las presentaci­ones de libros, los talleres, se reducen a un “foro del conservadu­rismo” para criticarlo.

Esa imagen no le conviene a un gobernador que como el de Jalisco, aseguró apenas unos días atrás que analiza si competirá en las elecciones del año 2024, pero sólo lo haría si es un candidato presidenci­al.

A las observacio­nes simplistas sobre si la Feria es un espacio clasista o que no da resultados porque su realizació­n durante 36 años no fructifica en jalisciens­es más cultos o en un incremento notorio de la lectura, sólo se les puede responder con la certeza de las cifras y la experienci­a formativa que varias generacion­es han recibido al sólo acercarse a ese universo de libros que no se presenta en ninguna otra parte y que para fortuna de Guadalajar­a, se efectúa aquí y no en otra urbe.

El choque político, ni duda cabe, continuará. Hasta que uno de los dos rivales se diluya o hasta que hallen pretexto ideal para reconcilia­rse.

La FIL significó una sonora, evidente derrota para los manifestan­tes que con varios pretextos, pretendier­on manchar el comienzo del evento

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