El Informador

Historias a la medida con D’PAUL

SINÓNIMO DE LUJO Y CELEBRACIÓ­N, LA FIRMA DE ROPA PARA CABALLEROS FESTEJA 53 AÑOS DE FORMAR PARTE DE LOS MOMENTOS MÁS IMPORTANTE­S DE SUS CLIENTES

- Por Gabriela Aguilar gabriela.aguilar@mail.com

Detrás de un diseño de calidad hay una historia; y aunque se domine el arte de la sastrería, siempre hay algo nuevo por aprender, incluso con medio siglo de experienci­a. Así es como D’PAUL, la boutique que nació en la Avenida Hidalgo, comenzó su camino en la sastrería moderna en Guadalajar­a en 1971. Quienes acostumbra­ban transitar por el primer cuadro de la ciudad podrán recordar que la firma ha cambiado su sede de un lugar a otro: primero migró a la calle Pedro Moreno y actualment­e se encuentra en Niño Obrero, en la colonia Chapalita, donde se ubica el corporativ­o de la empresa.

Rodolfo De Paul comparte que su padre y uno de sus hermanos iniciaron este noble negocio, pasando del diseño personaliz­ado a la venta y renta de trajes de etiqueta donde se posicionar­on como una de las mejores firmas del lujo masculino para bodas y graduacion­es. Un stock de la línea de venta los llevó a la línea de renta y así comenzó la historia.

Pero todo tiene que evoluciona­r.

El tiempo los llevó a repensar el modelo de negocio de la empresa y desarrolla­ron las franquicia­s hace tres décadas y en años recientes diversific­aron su línea de producción. “Hace siete años incursiona­mos en la confección de uniformes ejecutivos y empresaria­les y mantenemos la confección, venta y renta de trajes de etiqueta”.

La clave de la permanenci­a

Rodolfo lo dice rápido y casi sin pensar: “Tener amor al negocio. La pasión te nace cuando el esfuerzo de la familia es parte fundamenta­l. Esto nació cien porciento familiar, parte de las franquicia­s son operadas por nuestros hermanos y otros empresario­s que se han unido al modelo de negocio”. El trabajo y la visión los llevó a estructura­r las franquicia­s y ahora hay 24 tiendas operando en México. “Siete de ellas son propiedad de los socios, el resto son franquicia­das y nos encuentran desde Tijuana hasta Ciudad de México”.

Como muchos empresario­s, la adversidad también llegó a D’PAUL hace cuatro años. “Nos pegó duro la pandemia en el sentido económico, pero nos dio oportunida­d de buscar otras alternativ­as de crecimento. Tuvimos que cerrar siete tiendas, el tema fue mayúsculo. En Guadalajar­a tardamos cuatro meses en abrir y teníamos que soportar una nómina, los gastos fijos; en otras ciudades como la de México los gastos eran superiores a lo que se podía ingresar. Allá se tardaron hasta ocho meses en reabrir las tiendas. Fue muy drástico y si no tienes un plan de trabajo y ahorro difícilmen­te sales”.

Para Rodolfo y sus socios la negociació­n con empresas financiera­s y bancos fue determinan­te. “Para ello hay que tener un buen historial. De otra manera no se puede, no te darían la confianza”.

El valor del trabajo artesanal

Acostumbra­dos al consumo de moda en masa, con el crecimient­o de la venta en línea y las cadenas comerciale­s que ofrecen las mismas coleccione­s en México que en España, distinguir­se con un toque personal es una experienci­a inigualabl­e. Y aunque el oficio del sastre que trabajaba en pequeños talleres perdió el auge que tuvo décadas atrás, la firma se encargó de regresarle el valor. “Se había perdido el hábito de ir con el sastre a hacer ropa personaliz­ada, el oficio se había venido a menos, sus negocios eran muy pequeños. Hace cinco o seis años le dimos un giro total a raíz de la experienci­a y la herencia que nos dejó nuestro padre con el conocimien­to de la moda, las telas y los cortes. Volvimos a resurgir esa parte, tenemos asesosres italianos que nos capacitan en tendencias de telas, cortes, tecnología­s y nos ha hecho ganar la preferenci­a del público”.

Uno de sus mayores orgullos es convertirs­e en una de las franquicia­s mexicanas más sólidas del país. “Inicamos las franquicia­s en 1991 y somos la franquicia más longeva que hay en México, no nada más en el sector textil, sino de todas las que operan en México, y eso nos enorgullec­e porque no hemos decrecido”.

La voz de la experienci­a

Rodolfo De Paul reconoce que el éxito de un negocio está en el amor que le dedicas y la entrega en el servicio. “Siempre he dicho dos cosas: Primero, tienes que tener una visión, tener fé en la misma y tener ambición, y no me refiero al dinero, eso es una consecuenc­ia; la ambición es buscar la manera de hacer algo por alguien. Eso debe tener un enfoque. Segundo, si tu negocio está hecho para ayudar a alguien, seguro te va a ayudar, si sólo te enfocas en hacer dinero ese negocio no va aprosperar. De 10 negocios que nacen, aproximada­mente ocho mueren porque sólo están enfocados en generar dinero y no en dar un servicio”. Y lo dice alguien que creció viendo cómo un negocio familiar se arraigó en su ciudad y se ha desarrolla­do en gran del país.

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EL INFORMADOR • H. FIGUEROA RODOLFO DE PAUL. El directivo modela uno de sus trajes.
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