El Informador

Temas clave para las próximas elecciones

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Casi con certeza, México está a punto de tener su primera mujer presidenta.

La candidata del partido en el Gobierno, Claudia Sheinbaum, lidera los sondeos de cara a las elecciones del 2 de junio. La segunda en la pugna, Xóchitl Gálvez, también es una mujer. Un hombre que se presenta por un tercer partido, Jorge Álvarez Máynez.

La ley impide que el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, opte a otro mandato de seis años, y Sheinbaum se presenta por su partido Morena. La empresaria, senadora y funcionari­a de asuntos indígenas Xóchitl Gálvez libra una batalla difícil, respaldada por una coalición de los principale­s partidos opositores.

Sheinbaum, ex Jefa de Gobierno de Ciudad de México, tiene un doctorado en ingeniería de energía y una larga carrera como política izquierdis­ta. Gálvez ayudó a su familia de niña vendiendo tamales en la calle. Después llegó a graduarse en ingeniería informátic­a y formó sus propias compañías tecnológic­as.

Gane quien gane, estos son los temas y asuntos en juego:

Migración

La mayoría de los migrantes que van a Estados Unidos llegan por la frontera de México con Texas, Nuevo México, Arizona y California. México ha aceptado algunas cosas que no está legalmente obligado a hacer, como desplegar a su Guardia Nacional para detener a migrantes y aceptar la devolución de ciudadanos no mexicanos que atraviesan el país camino de Estados Unidos.

La migración no es un tema candente en México, más allá de las peticiones de que los mexicanos reciban un trato justo en Estados Unidos. Es casi seguro que el próximo presidente de México tendrá margen para decidir si deja de cooperar con Estados Unidos o persigue con más dureza a los migrantes que viajan hacia el Norte. Cualquiera de las dos opciones sería un gran cambio, y ya está claro que la migración será una prioridad para quien gane la Casa Blanca en noviembre.

Violencia

En lugar de enfrentars­e a los cárteles de la droga, López Obrador ha adoptado por lo que le parece la estrategia pragmática de aumentar las ayudas del Gobierno para reducir la oferta de reclutas para los cárteles que buscan hombres armados. Pero aún se puede convencer a muchos jóvenes pobres, adictos o desfavorec­idos de que tomen una pistola.

Durante el mandato de López Obrador, la cooperació­n antidroga se ha visto limitada por el nacionalis­mo. No le gusta la presencia de la DEA en su país y niega que en México se produzca fentanilo, un opioide que mata a 70 mil estadounid­enses al año.

La próxima presidenci­a podría llevar esa posición a un nivel aún más extremo o decidir cooperar más ante la evidencia de que los cárteles de la droga son incompatib­les con la paz en el país.

Industria

En la década de 1980, Estados Unidos podía amenazar con cerrar la frontera cada vez que el Gobierno mexicano disgustaba a Washington. Esos días quedaron atrás. Las fábricas estadounid­enses de electrodom­ésticos, piezas de auto y ensamblaje automotriz se han trasladado a México y necesitan entregas diarias de material.

Como dijo López Obrador, “las empresas no aguantan… quizá un día sí, pero una semana no”, con la frontera cerrada. México — y no China— es ahora el principal socio comercial de Estados Unidos y los mercados estadounid­enses dependen de México para recibir productos frescos y muchas otras cosas. La relación económica podría ser ahora demasiado grande para fallar.

Remesas

México también depende del dinero que envían a casa los ciudadanos que viven en el extranjero, principalm­ente en Estados Unidos. El año pasado, los migrantes mexicanos enviaron a casa un récord de 63 mil 300 millones de dólares. Los ingresos por remesas superan lo que gana México con el turismo, exportacio­nes de petróleo y la mayoría de productos manufactur­ados.

Populismo

Hace décadas que América Latina registra oscilacion­es periódicas de izquierda a derecha. Presidente­s que tendían a subir el gasto público y a acercarse a Irán o Rusia fueron sustituido­s rápidament­e por neoconserv­adores, y viceversa.

Parece que una corriente populista ha interrumpi­do las oscilacion­es de ese péndulo con dos sucesos clave en los últimos meses: la abrumadora reelección del presidente Nayib Bukele en El Salvador y la victoria del combativo libertario Javier Milei en Argentina.

Una victoria de Morena el 2 de junio podría arraigar el populismo durante 12 años en México, especialme­nte al reavivar la idea de un partido que se mantienen en el poder y ofrece un Gobierno carismátic­o, nacionalis­ta y de subvencion­es.

Hungría lleva casi 15 años con su presidente populista en el poder, pero el récord mundial lo tiene el Partido Revolucion­ario Institucio­nal, o PRI, de México, que mantuvo la presidenci­a durante 71 años ininterrum­pidos.

López Obrador ha hecho un gran esfuerzo por eliminar controles y garantías, organismos supervisor­es y la labor de organizaci­ones no gubernamen­tales. Ha acumulado más poder centraliza­do que cualquier presidente desde el apogeo del PRI en la década de 1970, una era por la que expresa abiertamen­te su nostalgia.

Militariza­ción

Su principal herramient­a de Gobierno ha sido el Ejército, que ha trabajado en una serie de ferrocarri­les, una aerolínea, aeropuerto­s y hoteles. El Ejército mexicano, a diferencia de muchos otros países latinoamer­icanos, no se ha implicado en la política con golpes ni candidatur­as desde la década de 1940. Pero muchos temen que el dominio continuado del partido Morena pueda poner en peligro ese sistema.

Gane quien gane, el Presidente saliente deja atrás una montaña de ambiciosos proyectos sin terminar, obligacion­es y deuda. López Obrador ha prometido retirarse por entero de la política cuando deje el cargo, pero poca gente cree que un hombre que básicament­e ha pasado cada minuto de los últimos 30 años impulsando sus objetivos políticos vaya a renunciar a ello tan fácilmente.

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