La radio, su primer amor
Rafael Almaraz ha sido un enamorado de la radio toda su vida y a lo largo de 60 años las cabinas fueron su pasión.
Sin embargo, para él se trata de un medio que ha ido evolucionando desfavorablemente, pues en la ciudad, al menos, es un medio que es cada vez menos socorrido.
— ¿Escucha la radio actualmente?
— Duré 60 años en la radio y en la actualidad ya casi no la escucho. Hay sólo una estación que de repente suelo sintonizar y es “Fórmula Melódica”, pero como yo conozco la programación a veces digo “esa canción yo no la programaría” y me pongo a criticar y mejor la apago.
— ¿Ha querido regresar a una cabina?
— Sí me gustaría, aunque ya tengo cinco años de retirado y se va desvaneciendo ese deseo. Y pasa algo que parece imposible de explicar: del 99 por ciento de los sueños que tengo estoy en cabina, programando, anunciando o conduciendo. Imagínate, soñar todos los días que estoy en una cabina de radio.
— ¿Dónde quedó esa radio que usted conoció y en la que desarrolló su carrera?
— Ya no hay. Ya no existe la radio. Era hermosa la que yo conocí allá por 1959. En aquellos tiempos se escuchaba mucho (entona) “Aquí, La voz de Guadalajara”, que era HK y luego me fui a trabajar a Canal 58 y hoy ya está desaparecida. Esa estación era la única que transmitía futbol y que tuvo a las mejores voces deportivas, entre ellos a Susano Santos Flores, pero eran muchas voces reconocidas. Hoy escuchas a cada personaje que de plano dices, ¿qué es eso? ¡Dios mío! Ya se acabaron la radio.
— En su momento no cualquiera podía ser locutor de una estación. ¿Usted contaba con licencia?
— Sí, y fue uno de los momentos más inolvidables. En 1967 ya era la voz del Estadio Jalisco, pero me propuse ser locutor de radio porque era lo que me gustaba. Entonces me lancé a la Ciudad de México y llegué a la Secretaría de Educación Pública, al departamento audiovisual y solicité que se me aplicara el examen para obtener la licencia de locutor, con la cual sólo te daban empleo en las estaciones de radio. Me llegó un telegrama para que me presentara y fui. Pasé el examen escrito y luego el oral y me aprobaron para darme mi licencia con el número 603 y ya estando en México dije: “ya soy locutor”.