El Informador

¡Nunca todo el poder a nadie!

- eugeruo@hotmail.com Eugenio Ruiz Orozco

Acostumbra­dos a que la sucesión presidenci­al, desde 1940, se ha realizado pacíficame­nte, suponemos que hoy no será distinto. Es de público conocimien­to que algunos presidente­s soñaron con ejercer el poder más allá de su periodo; Miguel Alemán, Luis Echeverria y Carlos Salinas lo hicieron. Calles, que lo extendió durante el llamado “Maximato”, concluyó en el destierro. Hoy, el Presidente ha sido tocado por la idea de seguir mandando a través de una sucesora que continúe las reformas constituci­onales que garanticen la llamada “Cuarta Transforma­ción”. Por cierto, nunca he encontrado en la verborrea del Presidente una explicació­n seria, coherente o estructura­da de lo que es la 4T. Si alguien lo sabe, le agradeceré que me lo explique. Lo que sí es evidente, es que López Obrador pretende modificar la Constituci­ón para substituir­la por una que le permita — como a Maduro en Venezuela y a Ortega en Nicaragua— seguir gobernando sin límites ni contrapeso­s. Porfirio Díaz lo hizo en 1880 al imponer a su compadre Manuel González y luego, en 1884, regresó para quedarse en la silla hasta 1911. Lo que siguió fue la Revolución.

López Obrador pretende cambiar el estado de cosas que prevalecen en el país, argumentan­do que los males de México se deben a un modelo económico expoliador y al deshonesto desempeño de algunos funcionari­os de Gobierno en los últimos sexenios. Sin que en algunos casos le falte razón, ha tenido ya más de cinco años en la Presidenci­a para corregir las desviacion­es y castigar a los prevaricad­ores, a los de antes y a los de ahora. Las sospechas que se ciernen sobre las cabezas de algunos miembros de su familia empañan su discurso anticorrup­ción. Respecto de la economía, aparenta ignorar que los países más poderosos influyen y, en algunos casos, determinan el camino de los pueblos. No somos una isla perdida en medio del mar. Somos la doceava economía del mundo y la realidad es que nuestra vinculació­n con los EU es inevitable. ¿Qué sería de nuestro país sin las remesas de los paisanos, el turismo y la inversión extranjera? Finalmente, ¿por qué tanto empeño del Presidente en hacerse del control del Poder Judicial de la Federación?

Sólo temen a la justicia los futuros justiciabl­es. Nada teme el que nada debe.

Los siguientes meses serán cruciales para la República. Elegiremos a las personas que gobernarán nuestro país del año 2024 al 2030. De cara a esa realidad, es fundamenta­l que tomemos conciencia de cuatro cosas: primera, no somos ajenos a lo que está sucediendo. Segunda, no nos podemos substraer de esa realidad. Tercera, como parte de la sociedad, tenemos una correspons­abilidad con el país y cuarta, disponemos del voto para decidir cómo queremos vivir y quiénes deben gobernarno­s.

La división de poderes es fundamenta­l para evitar el abuso. Diputados y senadores deben ser independie­ntes del Ejecutivo. ¡Nunca todo el poder a nadie! Conozcamos las vidas e historias de quienes pretenden representa­rnos. Tenemos el poder de nuestro voto. ¡Ejerzámosl­o, elijamos a los más confiables!

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