El Informador

Congruenci­a y amor por la familia

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Admiradora de su padre, quien fuera deportista y reconocido arquero de Jalisco, practicó este deporte junto con él desde que era muy pequeña, arropada también por su madre, quien era emprendedo­ra y maestra de varias disciplina­s, recordando que ella apoyaba a los vecinos de diversas colonias en el Oriente de Guadalajar­a.

Sus mejores recuerdos son en familia, al haber sido la menor de cuatro hijos.

Admira también a su hermano mayor, a quien considera su mejor amigo. Tras su experienci­a como legislador­a estatal y federal, Vero busca dejar su huella y un legado para las futuras generacion­es.

— ¿De qué te arrepiente­s a tu edad?

— De haber dejado de tirar con arco por mi papá. De no haber pasado tanto tiempo con mi papá tirando con arco.

— ¿El mayor logro o satisfacci­ón?

— Ser congruente. Eso me da mucha paz todos los días en mi vida. Y si es tema político, pues ser senadora de la República y vicepresid­enta del Senado.

— ¿El mayor fracaso?

— Tengo la filosofía de siempre darle la vuelta y ver cuando me equivoco o algo no sucede, como me esperaba… verlo como un área de oportunida­d. Creo que todos han sido aprendizaj­es.

— ¿Qué te hubiera gustado estudiar?

— En algún momento pensé en Relaciones Internacio­nales, pero ya estoy contenta con lo que estudié. Me gustaría más de hobby, cuando ya me retire de todo esto, ser fotógrafa… y me gustaría viajar y recoger retratos de rostros y sonrisas.

— ¿Tuviste muchos novios?

— No. El otro día me decían: “Conocimos a un novio tuyo en una escuela y no sé qué”. Los novios (que he tenido) son contados y son muy poquitos.

— ¿Y esos poquitos te cortaban o los cortabas?

— Tengo el récord de haber cortado a todos.

— ¿Se te viene uno a la mente?

— Pues el último, por ejemplo. Reservados los nombres… son seres humanos muy lindos, la verdad he tenido la fortuna de que los novios que he tenido son personas muy buenas.

— ¿Si pudieras regresar el tiempo, qué cambiarías?

— No cambiaría nada. He pasado muchas pruebas en mi vida, algunas con resultados difíciles, con resultados tal vez que no me han gustado tanto, pero creo que somos nuestras historias de vida y agradezco las lecciones que me ha dado la vida que me permiten ser esta mujer.

— ¿Cómo te ves en 10 años?

— Muy plena, haciendo lo que me gusta, sirviendo a Guadalajar­a, a mi Estado. Sirviendo a mi tierra, ayudando a construir un mejor país, una mejor ciudad, un mejor Estado.

— ¿Quién es tu mejor amigo o amiga?

— Mi mejor amigo es mi hermano mayor, me gusta mucho platicar con él. Tengo varias buenas amigas, por ejemplo mi cuñada; tengo una gran amiga desde la edad secundaria, desde la prepa, tenemos muchos años juntas. Y tengo otra amiga que tengo como seis años conociéndo­la y son mi lugar seguro.

— ¿Algún enemigo o alguien que te caiga mal?

— No. Sé que no le caigo bien a todo mundo y es normal. Y cuando no les caigo bien, la verdad, así como decía hace ratito, ni te topo, ¿verdad?

— ¿Tu mayor inspiració­n o a quién le siguen los pasos?

— Mis papás, mis papás, hablé ya parte de mi papá, mi papá era un alma muy libre. Un hombre que siempre estaba sonriendo, que siempre estaba bromeando y él marcó mucho mi vida en muchos sentidos. Mi casa siempre estaba llena de visitas y de extranjero­s. Como mi papá era comerciant­e de San Juan de Dios, a todo mundo invitaba a mi casa. Entonces desde que yo estaba muy chiquita había alemanes, canadiense­s, norteameri­canos en mi casa, porque mi papá se los llevaba de San Juan de Dios a mi casa. Entonces para mí, mi papá me abrió el mundo sin darse cuenta, porque siempre había, incluso había quienes se quedaban un mes o dos meses a vivir en mi casa como amigos. Entonces también mi papá ayudaba mucho en el tema del deporte, mi papá tiene una estrella en el Salón de la Fama de la Unidad Revolución porque fue deportista destacado, trajo medallas de centroamer­icanos, panamerica­nos, mantuvo con sus recursos la arquería en Jalisco muchos años.

Y mi mamá, una mujer como buena tapatía luchona, mi mamá es una mujer que me ha enseñado mucho porque ella se casó muy chiquita, entonces mi primer recuerdo de mi mamá haciendo cosas valiosas fue cuando yo tenía como cuatro años, sentada en el piso, en los pies de mi mamá en la secundaria nocturna y viendo a mi mamá estudiar su secundaria nocturna y luego verla vender galletas, yogur, pasteles para ofrecernos algo mejor a nosotros.

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