El Informador

Prioridade­s: la familia, la amistad y hacer el bien

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Entre las respuestas del candidato Pablo Lemus se revela que, para él, lo más importante es la familia, la amistad de las personas y hacer el bien desde cualquier trinchera en la que uno se encuentre.

Compartió sus vivencias de la infancia, en las que, si bien se refleja a un pequeño Pablo juguetón y aventurero, también mostró su lado sensible al platicar un poco sobre el fallecimie­nto de algunos de sus familiares más cercanos, situacione­s que lo marcaron desde entonces.

También mostró su lado más aplicado y el cómo los errores lo han llevado a alcanzar aprendizaj­es que ha puesto en práctica a lo largo de su trayectori­a política, la cual lo ha hecho alcanzar dos alcaldías y hoy, ser candidato por el Gobierno de Jalisco para el periodo 20242030.

¿Qué dice sobre su futuro luego de la política? Aquí lo responde.

— ¿De qué te arrepiente­s a tu edad?

— Probableme­nte de no haber estudiado economía, que era mi pasión. No la encontré en Guadalajar­a, hubiera sido más tenaz para encontrar la carrera de Economía.

— ¿El mayor logro o satisfacci­ón? — Mi familia.

— ¿El mayor fracaso?

— Una rosticería que inicié cuando estaba chavo y quebré como sapo, porque no era lo nuestro. La puse con un socio en Plaza Terranova y hasta la fecha no sé cocinar ni un pollo, mucho menos antes. Estaban malísimos, una receta pésima que agarramos, teníamos una pésima administra­ción, no atendíamos el negocio porque estábamos en la universida­d. Tronamos como sapos, pero se aprende de esos errores.

— ¿El mejor y peor recuerdo de niño?

— Jugar en los lotes baldíos, era una pasión. Cuando vivía con mis papás, en la casa de la colonia donde vivíamos no había casas, eran prácticame­nte lotes baldíos y ahí me enseñé a andar en bicicleta, a correr, a hacer muchas vagancias que hacíamos los niños.

— ¿El peor recuerdo de niño?

— La muerte de mis tíos. Muchos hermanos de mamá murieron cuando estaba chavito y fueron uno tras otro tras otro. Eso se me quedó muy marcado. Mi tío Chuy, que era como mi tío consentido, murió cuando yo tenía 6 años, en un accidente automovilí­stico en Tapalpa. Y de ahí luego murió mi tía Beba de un derrame cerebral; mi tío Alfonso de un infarto; Ramiro de una enfermedad rara, y mi tío Ramón, de infarto. Falleciero­n en un periodo de siete, ocho años, cuando yo era niño.

— ¿Eras bueno para estudiar?

— No era tan bueno, era de ochos, nueves. No era de los más estudiosos, pero sacaba buenos promedios, siempre acabé bien, y fui de menos a más. Me hice más estudioso en la carrera, después fui todavía más estudioso en el posgrado, y aún más estudioso cuando estuve en el Ipade (estudió allí la especialid­ad de Alta Dirección de Empresas).

— ¿Cómo te ves en 10 años?

— Lo único que espero es que después de ser gobernador de Jalisco, la gente me trate con cariño y con respeto. Eso es a lo único que aspiro una vez que acabe mi Gobierno, nada más, que la gente, cuando vaya un restaurant­e o que vaya al cine, me salude y me diga “cómo estás” y que me dé un abrazo. Y me veo, pues a lo mejor cuidando nietos. Eso sí, nunca me veo retirado, me quiero morir con los zapatos puestos. Después de ser gobernador me gustaría hacer alguna labor social, de apoyo a asociacion­es civiles, culturales, musicales. Un pendiente de vida que tengo, y en este amor que tengo por la música, quisiera escribir una canción. Fher de Maná me ofreció ayuda para sacar una.

— ¿Descartas algún paso mayor en la política? — No me gusta sudar calenturas anticipada­s. De verdad quiero ser gobernador de Jalisco porque tengo la experienci­a, la pasión, la visión para gobernar bien este Estado. Estoy enamorado de mi Estado, de su gente.

— ¿Quién es tu principal amigo?

— Tengo muchos amigos. La persona a la que le tengo más confianza es un primo hermano que veo muy poco, pero que crecimos desde niños. Poncho es la persona con la que tengo mayor conexión porque crecimos desde niños, crecimos como hermanos. En la política, Juan José Frangie es mi más cercano.

— ¿Quién es tu mayor inspiració­n?

— Hay políticos que he admirado muchísimo. Me llaman mucho la atención, primero, la visión de Winston Churchill. Me parece extraordin­ario como un estratega. Es muy interesant­e la carrera de Felipe González; hay una frase que no es de él, pero la encarna perfectame­nte, que dice que el poder es como un violín, se toma con la mano izquierda, pero se toca con la derecha. Y esto es una política pública que yo he seguido: hay que ver por la gente más necesitada, pero hay que ver muchas estrategia­s que tengan que ver con el fortalecim­iento de la inversión y el desarrollo de las economías. Emmanuel Macron también me parece un gran gobernante de Francia, y muchísimo me sigue inspirando a la fecha, así como Barack Obama, quien ha sabido mantener su vida pública después de haber sido presidente (de Estados Unidos).

— ¿Dejarías la política por la familia?

— Claro, toco madera, pero claro que la dejaría. Dejaría cualquier cosa, no solo la política, por mi familia. Pero también estoy en la política por mi familia, y con el apoyo de mi familia.

— ¿Qué mensaje le das a los lectores y cibernauta­s de EL INFORMADOR?

— Que salgan a votar este 2 de junio. Hay que ejercer el derecho al voto, y les hago un llamado sencillo: a revisar la historia, el pasado de cada uno de los candidatos que estamos en la boleta. Los políticos no nos describimo­s por nuestros discursos, por nuestras palabras o nuestras promesas, nos distinguim­os por las acciones que hemos tenido en nuestra vida, en nuestra vida familiar. Yo tengo 26 años de casado, cuatro hijos, y en mi caso, en la vida empresaria­l, en la vida política, lo que he hecho es haber sido presidente municipal de Zapopan dos veces, y de Guadalajar­a. Es decir, la experienci­a está en la capacidad de gobierno que tenemos, no por las promesas.

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