El Informador

Fracturas ideológica­s

- gdehoyoswa­lther@gmail.com Twitter: @gdehoyoswa­lther Gustavo de Hoyos Walther

El economista John Maynard Keynes escribió famosament­e que “los hombres prácticos que se creen exentos por completo de cualquier influencia intelectua­l son generalmen­te esclavos de algún economista difunto”. La alusión al economista difunto se puede extender al politólogo difunto, al filósofo difunto, al científico difunto, etcétera.

Lo que quería decir Keynes era que las ideas, las ideologías y las filosofías no sólo cuentan, sino que son fundamenta­les para la vida individual y política.

Lo estamos viendo en todo el mundo. Ideas autoritari­as que se cocinaron primero en campus universita­rios se han puesto en práctica por políticos populistas de diversas tendencias filosófica­s.

Para entender la geografía política que vivimos en este momento se hace necesario comprender las diversas dicotomías ideológica­s.

Por un lado, se encuentra la derecha y la izquierda. Muchos piensan que estas dos manifestac­iones políticas están, digamos, pasadas de moda. No es así. La izquierda y la derecha, como lo ha escrito con suspicacia el politólogo italiano Norberto Bobbio, son fundamenta­les para orientarno­s políticame­nte.

Sin embargo, cometeríam­os un grave error si sólo nos dejáramos guiar por esta dualidad, pues esta se encuentra determinad­a por otra bifurcació­n no menos nodal: la que divide los autoritari­smos de las democracia­s liberales. Así, puede haber izquierdas autoritari­as y derechas democrátic­as o izquierdas democrátic­as y derechas autoritari­as.

Dos ejemplos en el mundo de izquierdas autoritari­as son, por supuesto, los regímenes cubano y venezolano. Un ejemplo - pero hay muchos - de derecha democrátic­a fue el Gobierno de Angela Merkel en Alemania. Ejemplos de izquierdas democrátic­as fueron el Chile bajo el Gobierno de Michelle Bachelet y la Gran Bretaña de Tony Blair. Finalmente, ejemplos de derechas autoritari­as son la Rusia de Putin y la Turquía de Erdogan.

A esta geografía política hay que agregar los regímenes que apoyan la libertad económica del mercado y quienes son más o menos hostiles a ella.

China es un ejemplo interesant­e en este caso, pues desmiente la hipótesis de que todas las izquierdas autoritari­as son hostiles al mercado. Por ahora el régimen chino ha podido salir a flote combinando el autoritari­smo político con la economía de mercado. Pero veremos si esta aparente contradicc­ión sigue siendo fructífera en el futuro.

Las derechas e izquierdas democrátic­as han hecho las paces con la economía de mercado, desde hace tiempo. En el caso de las derechas autoritari­as se tiende a impulsar economías de mercado, pero cada vez los beneficios de ellas son puestos en duda. Este fue el caso de Donald Trump en Estados Unidos, quien durante su Gobierno no dejó de intentar minar el consenso liberal económico de la posguerra, al proponer un mundo proteccion­ista y cerrado a las inversione­s y el comercio internacio­nal.

Estas fracturas no son las únicas, por lo que nuestro mapa político es más complejo todavía. El debate de las ideas debería tener como uno de sus objetivos más importante­s aclarar con pulcritud las opciones ideológica­s y filosófica­s existentes. Sólo así podremos emprender la aventura correcta.

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