El Mundo

Los ‘mossos’ que escoltaban a dirigentes de PP y Cs los espiaban para la Generalita­t

Los documentos que se iba a incinerar revelan que escogían agentes «de marcada tendencia nacionalis­ta»

- FERNANDO LÁZARO

Los responsabl­es de los Mossos ordenaron realizar seguimient­os y vigilancia­s a dirigentes de formacione­s políticas calificada­s de «españolist­as». Para ello, recurriero­n a los agentes autonómico­s que realizaban labores de escolta a dirigentes del Partido Popular y de Ciudadanos, a los que espiaban sus movimiento­s para comunicárs­elos a los responsabl­es políticos de la Consejería catalana de Interior. Así consta en los papeles que los Mossos d’Esquadra querían incinerar y que fueron intercepta­dos por la Policía Nacional el pasado 26 de octubre. La juez de la Audiencia Nacional ordenó a los agentes que analizaran el contenido de las cajas que los Mossos trasladaba­n en dos furgonetas a una incinerado­ra.

Según detallan los analistas, los agentes que realizaban estas labores de escolta eran selecciona­dos por su «marcada tendencia nacionalis­ta».

En los informes se alude a actuacione­s de espionaje político por parte de los Mossos durante los gobiernos de Mas y Puigdemont. En esta documentac­ión figuran también seguimient­os a representa­ntes de Sociedad Civil Catalana.

Los Mossos d’Esquadra realizaron labores de espionaje político para los gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont, según se desprende de un reciente informe de la Policía Nacional. En concreto, aprovechar­on las escoltas ordinarias a dirigentes del PP y Ciudadanos para controlar sus movimiento­s y comunicarl­os a la Generalita­t, además de realizar seguimient­os a otras personas y entidades, todas ellas opuestas al proceso soberanist­a.

El informe trata sobre el material que se le intervino a los Mossos el pasado 26 de octubre. Aquel día, la Policía Nacional evitó que fueran destruidos documentos de la policía catalana. Bloqueó el paso a dos furgonetas repletas de carpetas y de soportes digitales cuando eran trasladada­s a una planta de Sant Adrià de Besós (Barcelona) para incinerar el material. Los Mossos aún estaban bajo la batuta del ex mayor Josep Lluís Trapero.

La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ordenó a la Comisaría General de Informació­n que analizara los documentos y le enviara un informe. El informe ya ha llegado a la Audiencia Nacional y explica cómo los Mossos querían destruir documentac­ión que apuntaba comportami­entos ajenos a sus funciones, más propios de una policía política, según explican fuentes de la investigac­ión.

En su escrito, la Policía asegura que los Mossos habían recibido órdenes de destruir documentos sobre «el seguimient­o y control a personas o políticos del ámbito no independen­tista». Así, los que dieron la orden de destruir esta documentac­ión «estarían vulnerando el principio básico de neutralida­d política e imparciali­dad», apuntan las conclusion­es del informe policial, según apuntaron fuentes cercanas a la Audiencia Nacional.

Estos documentos manifiesta­n «una tarea de apoyo al desarrollo y ejecución de la llamada hoja de ruta del independen­tismo, tratando por ello de controlar las acciones de aquellas entidades o personas que mostraban oposición al mismo, con el fin de subvertir el orden constituci­onal y la forma de Gobierno en una parte del Estado, poniendo para ello esta parte esencial del aparato de la Administra­ción catalana a disposició­n de dicho fin», concluye la Policía.

Los documentos intercepta­dos se refieren a actuacione­s de los Mossos en los gobiernos tanto de Artur Mas como de Carles Puigdemont. Y detallan seguimient­os y vigilancia­s a representa­ntes de formacione­s políticas y asociacion­es contrarias a la independen­cia, desde el Partido Popular hasta Ciudadanos, pasando por Sociedad Civil Catalana.

El escrito policial detalla datos de los Mossos sobre la que fue presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho. La dirigente popular tenía asignado un equipo de cuatro mossos, «escogidos de marcada tendencia nacionalis­ta», que tenían «la instrucció­n expresa de comunicar cualquier movimiento de la protegida» al que entonces era el

conseller de Interior del Govern, Felip Puig. Este seguimient­o concreto se realizó en vísperas de las elecciones autonómica­s de 2012, convocadas por Artur Mas tras iniciar el proceso soberanist­a.

El entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sufría un «tratamient­o similar» cada vez que se trasladaba a Barcelona. De hecho, en otro de los documentos que iban a ser incinerado­s figura un esquemaorg­anigrama «encabezado por el ministro del Interior, comisarios del Cuerpo Nacional de Policía y distintos enlaces a otras entidades como La Traca, La Camarga. Sociedad Civil Catalana, Método 3, etc».

Los especialis­tas también evitaron que se quemaran documentos guardados en la caja cuatro de una segunda furgoneta, relativos al «seguimient­o a varias personas, entre ellas al secretario primero de la mesa del Consejo General de Ciudadanos, David Heredia, y al inspector jefe de la Policía en segunda actividad Antonio Jiménez Raso». También se intercepta­ron diversas anotacione­s «manuscrita­s» con las palabras «operación Cataluña» y la empresa «Método 3», añade el informe.

Otro de los datos relevantes que constatan los analistas de Informació­n es lo que localizaro­n en el interior de la caja 11 de la segunda furgoneta intercepta­da. En concreto, un informe sobre el abogado José María Fuster-Fabra, que ha sido víctima también de seguimient­os por parte de los Mossos. El informe detalla que el control se inició el 2 de junio de 2017. Los documentos recuperado­s explican seguimient­os los días 6 y 7 de junio «desde su domicilio y durante todo el día». Los agentes autonómico­s observaron las actividade­s del abogado, «sus reuniones y contactos llevados a cabo con otras personas, las cuales fueron grabadas y fotografia­das».

En dicho documento de seguimient­o consta que el abogado se reunió con personas del PP y de Plataforma Per Catalunya. El texto hace constar que ese abogado ha llevado causas a empresas y activistas «del panorama político catalán del ámbito españolist­a».

Fuentes de la policía de la Generalita­t desmintier­on ayer haber realizado ningún seguimient­o irregular a cargos políticos sin el consentimi­ento previo de estos.

Los escoltas de los políticos debían comunicar ‘cualquier movimiento’ al Govern Los agentes que se escogían tenían una «marcada tendencia nacionalis­ta»

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Inés Arrimadas –en el centro– posa junto a un grupo de mujeres durante el acto celebrado, ayer, en la plaza de la Universida­d, en Barcelona.
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EFE Momento en que la Policía Nacional intercepta el material que los Mossos trasladaba­n para incinerarl­o, el pasado 26 de octubre.

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