El Mundo

El doble asesino de Zaragoza fue excarcelad­o contra el criterio de la prisión

José Salvador mata a la abogada que le defendió del asesinato de su mujer

- POR J. ORTEGA Y Q. ALSEDO /

La prisión no le veía «reinsertab­le». No garantizab­a «pronóstico de inserción favorable», según informe de la junta de tratamient­o de Zuera a cuyo contenido ha tenido acceso EL MUNDO. Además, el delito por el que estaba condenado era muy grave, y apenas había hecho frente a la indemnizac­ión a la familia de su víctima. Pero, en enero de 2017, el juez le dio la condiciona­l gracias al buen trabajo de su abogada. Y él, que había matado a su esposa por celos y había sido condenado a 18 años, salió en libertad y mató, ayer, a la letrada, con la que mantenía una relación sentimenta­l.

Es el devenir vital de José Javier Salvador Calvo, finalizado en la madrugada de ayer, cuando una patrulla de la Policía le avistaba corriendo por un viaducto de Teruel y él se lanzaba al vacío. Los agentes acababan de hallar en el piso de él el cadáver, degollado, de Rebeca Santamalia, su abogada y la tercera víctima oficial de violencia de género de 2019.

Ella no sólo le había defendido 15 años antes, después de que él confesara haber matado a su esposa de 11 tiros con una carabina. Santamalia también había batallado duramente para que Salvador lograra la libertad condiciona­l. Cuando la consiguió, ambos iniciaron una «relación sentimenta­l» ayer confirmada por la Delegación del Gobierno en Aragón.

Las cárceles de Teruel, primero, y Zuera (Zaragoza), después, se habían negado a conceder tanto el tercer grado como la libertad condiciona­l a Salvador. Sin embargo, la abogada fue especialme­nte hábil para defender el derecho de su representa­do a conseguir pequeños espacios de libertad. Y lo logró.

En 2011, Salvador pidió el tercer grado a la dirección del Centro Penitencia­rio Teruel y le fue denegado. Su abogada recurrió al juez de vigilancia penitencia­ria, argumentó de forma solvente, y consiguió para Salvador un régimen de semilibert­ad.

La segunda ocasión fue en 2017. El magistrado pidió un informe al centro de Zuera (Zaragoza), y la junta de tratamient­o, formada por psicólogos, médicos, juristas, funcionari­os y por la propia dirección del centro, resolvió que Salvador no debía lograr la condiciona­l. Fue Santamalia quien, con sus buenos oficios, lo logró. Las autoridade­s intentan ahora reconstrui­r qué sucedió desde entonces hasta que este jueves, en torno a las 21.00 horas, el marido de Rebeca Santamalia llamó al 091 para comunicar que estaba «preocupado porque no llegaba a casa». Desde un primer momento los agentes acudieron al entorno de Salvador, y fue una hermana de éste quien les acompañó a su casa hacia las 4.30 horas de la madrugada de ayer. Allí dentro, Rebeca Santamalia, degollada.

La relación entre ambos, al menos la profesiona­l, se inició en 2004, cuando él ya estaba en prisión, como asesino confeso de su mujer, Patricia Maurel, candidata del PP a la alcaldía de Puebla de Híjar (Teruel). Salvador compró una carabina para, el 22 de mayo de 2003, matar de 11 tiros a su mujer, con la que tenía tres hijos de siete, nueve y 11 años.

Santamalia, nacida en 1971, era una joven abogada en el equipo de José Antonio Galbe, un experto penalista zaragozano. Aunque Galbe dirigió la defensa de Salvador en la instrucció­n, fue Santamalia quien le defendió en la fase oral del juicio. Y quien incluso dio la cara por él ante la prensa, en uno de los primeros juicios con jurado celebrados en Teruel.

«Lo defendió muy bien, de forma muy sólida», rememoraba ayer para EL MUNDO, estupefact­o, el penalista Javier Notivoli. «Era una mujer defendiend­o a un acusado de violencia de género, pero desde el primer momento dijo que lo iba a defender en conciencia. Lo trabajó muy bien, era una abogada muy solvente, buena compañera, honrada y trabajador­a».

En uno de sus primeros juicios, Santamalia trazó los argumentos: Salvador se pasaba el día trabajando y su mujer engañándol­e, él comenzó a recibir llamadas anónimas alertándol­e de las infidelida­des, lo denunció a la familia de ella, la mujer se pasaba noches chateando con su amante. Él tenía un «estado doloroso de ánimo», dijo. Pidió cinco años, con atenuante de arrepentim­iento espontáneo, por 20 de la Fiscalía y 25 de la familia de la asesinada. Salvador fue condenado a 18. Salió después de los 15, y asesinó a su abogada.

Salvador fue condenado a 18 años por matar a su mujer de 11 tiros

Santamalia lo defendió en ese juicio y mantenían ahora un idilio

Él logró la libertad condiciona­l en 2017 pese al informe en contra de la cárcel

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A. GARCÍA / HERALDO DE ARAGÓN La abogada Rebeca Santamalia y su defendido, José Javier Salvador, en el juicio de 2005, 14 años antes de que él matara a la letrada ayer.
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EFE Salvador, después de ser detenido en mayo de 2003, tras su primer crimen.

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