Islamismo replicante

«CUANDO Córdoba y Granada eran la capital cultural de Europa». Hablaba de un tiempo mitológico. Nunca existió tal cosa. Menos aún en Al Andalus. Ni tan siquiera en el siglo escaso durante el cual el califato omeya alcanzó su mayor esplendor cultural y una robusta estabilidad social y económica. Hablaba, el jueves, desde la tribuna de un parlamento autonómico. Teresa Rodríguez. Licenciada en Filología Árabe. Profesora en excedencia. Líder de la extrema izquierda andaluza. Citó luego a Maimónides, Averroes, Séneca y María de Cazalla. Y añadió: «El día de la Toma», esto

es, el día de la conquista de Granada por los Reyes Católicos, «inauguró el fin de un renacimiento andaluz, que fue anterior al renacimiento europeo, que fue un esplendor de ciencia, de artes, de letras, de cultura, y que inauguró y recuperó y volvió a instaurar en Andalucía la Edad Media más oscura».

Llama Rodríguez «renacimiento andaluz» a una inflexible teocracia en la cual la religión «aportaba todos los elementos necesarios para la vertebración ideológica del mundo islámico», como explicó Julio Valdeón Baruque en ‘Abderramán III y el califato de Córdoba’

(Debate). Y llama «la Edad Media más oscura» a eso que los historiadores han convenido en denominar ‘Siglo de oro’.

Se convierte, así, Rodríguez, en una replicante de los «fervores andalucistas» de Blas Infante, «paralelos», ha escrito Serafín Fanjul en ‘La quimera de al-Andalus’ (Siglo XXI), «a las paranoias esencialistas de Sabino Arana». En el inédito ‘Andalucía desconocida’, dio el nacionalista andaluz su versión del mito islámico: «Andalucía canta; y su música se propaga deleitando a todos los pueblos del continente. Pero

Europa tiembla de envidia; se consume de rencores. Ella es cristiana, Andalucía, con nombre islámico, es librepensadora (…) Todos sus grandes hombres, teólogos, filósofos, médicos, poetas, son discípulos de Andalucía. Pero la odian. ¡No es cristiana! Los bárbaros expulsados por el auxilio árabe, con la colaboración de Europa entera, vienen otra vez contra nosotros ¡Las cruzadas! El robo, el asesinato, el incendio, la envidia destructora, presididos por la cruz. Nos quitan nuestros territorios peninsulares». Habla Infante. Replica Rodríguez. Asiente la ‘yihad’.