El Mundo

Goles como el carbón

El Madrid vence a un especulati­vo Sevilla después de un estajanovi­sta esfuerzo, gracias a Casemiro y Modric

- ORFEO SUÁREZ

Hasta el fondo de la mina bajó el Madrid para encontrar lo que antes descubría mientras barría la casa. Sus goles son como el carbón. Cada uno es el fruto de un esfuerzo descomunal, pero a menudo no le alcanzan para las victorias. La versión más especulati­va del Sevilla y su empuje le permitiero­n disfrutar de una con un valor más cualitativ­o y emocional que cuantitati­vo. El título parece una quimera, dada la distancia a la que está el Barcelona, pero la fe es un principio, y la forma de fortalecer­la, el único camino posible, con el pico de Casemiro y la bandera de Modric.

Antes del descabello del Camp Nou, Sevilla escenificó las esclerosis de la corta era Lopetegui. Entonces, con Isco como referencia y Vinicius en Segunda B. Media Liga después, el brasileño es de lo más referencia­l que se encuentra en el Madrid de Solari, e Isco es menos que un subalterno. Tampoco Marcelo, el talón de Aquiles blanco en el Pizjuán, saltó al Bernabéu para medirse a los sevillista­s. Es imposible pensar en este Madrid como en un Madrid de futuro, únicamente de circunstan­cias, y las actuales pasan por correr, sobrevivir y no hacer preguntas para las que nadie tiene respuestas.

Ese Madrid se empleó desde el inicio con toda su voluntad, intenso y con disciplina en la presión. Eso bastó para mantener al Sevilla replegado sobre su línea de cinco, sin vuelo para Navas. Los tres centrales de Machín sólo se dibujan bien en el despliegue, cuando los carrileros sueltan lastre en las bandas. Puede decirse que el Sevilla se sintió atacado, pero no agobiado, sin sufrir, porque el Madrid no generaba ocasiones suficiente­s. Apenas una de Vinicius en la primera mitad, fácil para su portero. El equipo de Machín, sin embargo, suele ir de menos a más, como los diésel. Si algún jugador lo define bien es el Mudo Vázquez: parece lento pero piensa rápido.

El arranque enérgico del Madrid dejó claro que el delantero capaz de crear, hoy, más expectativ­as de gol es Vinicius, a la espera de Bale. Algo bueno y malo al mismo tiempo. Bueno porque responde a lo que se esperaba de él cuando se le contrató; malo, porque si a los 18 años tiene que cargar con semejante responsabi­lidad es que algo no se ha hecho bien en el club. Son consciente­s. Benzema es algo más de lo que era, pero es poco gol. Por comparació­n, y con independen­cia del resultado, el Madrid tenía en su área, ayer, potencialm­ente menos gol que el Sevilla, con Adrien Silva y Ben Yedder. Los que llegaron lo hicieron de otra parte.

Al no adelantars­e en el marcador, pese a su dominio, el Madrid cedió intensidad en la presión y permitió al Sevilla encontrars­e en el centro del campo y lanzar a Navas y Escudero. El primero amenazó y el segundo tuvo la ocasión más clara, en una contra que lanzó Ben Yedder, por el centro. El francés vio la cabalgada de Escudero y lo presentó ante Courtois con su pase. Quien no es un matador, en esa suerte tiene dudas. Las tuviera o no, Escudero lanzó fuera. La acción era un ejemplo del riesgo que tiene la presión que realizaba el Madrid si se produce un desajuste.

Machín maldecía en la banda. Tenía razones. El Sevilla no había conseguido adelantars­e, pero al menos había equilibrad­o mentalment­e el duelo, trabado hasta el descanso por los golpes en balones divididos. Modric llegó al vestuario con la cabeza vendada y el Mudo Vázquez con un casquete. Sin embargo, cuando regresó al campo, el equipo andaluz volvió a la especulaci­ón. Se esperaba más del tercer clasificad­o.

El balón tuvo ya un único dueño, con posesiones de escándalo para el Madrid en la segunda mitad, por encima del 80%. En ese contexto, el rey fue Modric, al mando de un equipo decidido a luchar contra sus carencias, con velocidad y compases de excelente juego. Ceballos fue quien más cerca estuvo del gol, en un lanzamient­o al larguero, en mitad de una producción que merecía gol. El problema era la pegada en el área.

Cuando finalmente encontró el fruto, tampoco fue gracias a un delantero, sino a un centrocanm­pista, después de la tramitació­n de Vinicius y Modric, los dos mejores de la tarde. Casemiro le pegó con el alma y lo celebró con ira, como si se reivindica­ra a sí mismo. El tanto llegó, además, antes de que pudiera hacerlo Isco, que había entrado en el minuto anterior. Si alguien merecía hacerlo era, sin duda, Modric, erigido en faro y corazón del Madrid. Con el tiempo cumplido, el croata regresó de la mina herido, exhausto pero con el carbón en su cesto.

A falta de pegada en el área, los tantos tuvieron que llegar de otra parte

 ?? CHEMA REY / MARCA ?? La estirada de Vaclik no puede evitar que el fuerte disparo de Casemiro acabe en gol del Real Madrid.
CHEMA REY / MARCA La estirada de Vaclik no puede evitar que el fuerte disparo de Casemiro acabe en gol del Real Madrid.

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