«Siempre he sido un poco pesada para mis amigas»

Pregunta.– ¿Cómo debo llamarle? ¿Lola? ¿Míriam?

Respuesta.– Lola es lo mejor.

P.– ¿Qué tenía de malo Míriam?

R.– Quería distanciarme de la época de los realities. Míriam era la chica que aprendía y concursaba. Cuando me convierto en Lola ya no estoy en esa fase.

P.– ¿Estudiaron otros nombres posibles?

R.– No, nadie planteo nada. ¿Por qué lo dice en plural?

P.– Yo pensé que estas cosas se consultan en equipo.

R.– No, yo lo tuve claro desde siempre.

P.– Y me imagino que una cosa es el personaje Lola Índigo y otra, la persona Miriam.

R.– Claro. Es que yo soy muy mía, de mi gente y mis cosas y quiero proteger mi mundo.

P.– ¿Qué rol tiene con sus amigos?

R.– Soy la que inventa cosas. La que inventa la fiesta de pijamas, las excursiones, los viajes, la que está con que vamos a hacer un dibujo, vamos a escribir esto...

P.– Recuerdo una entrevista con un colega suyo en la que decía que le costaba conservar a los amigos. Que sospechaba que estaban hartos de sus cosas de rockero famoso.

R.– A ver: yo siempre he sido un poco pesada y un poco cansina, pero todavía no veo que se hayan cansado de mí. Yo qué sé, intento involucrarlos en mis cosas.

P.– ¿A qué se dedican?

R.– Son gente de mi pueblo, que se dedica a cosas normales. Menos mi coreógrafo, que es uno de los amigos del pueblo.

P.– ¿Se ve muy de pueblo a estas alturas?

R.– Mucho. Lo llevo con mucho orgullo.

P.– Le pregunto estas cosas de amigos porque la imagen que da es la de vivir en un viaje de fin de curso eterno y desmadrado.

R.– Me reconozco absolutamente en eso y me encanta. Yo soy bailarina y soy muy disciplinada pero estoy en esto porque me lo quiero pasar bien trabajando.

P.– ¿Cuánto estudió?

R.– Hasta primero de Bachillerato. Di vueltas entre el Bachillerato de Artes Plásticas, cumplí 18, entré en Fama y lo dejé.

P.– ¿En qué era buena?

R.– En idiomas y en dibujo.

P.– La primera vez que escuché una canción suya fue porque me la puso una niña de nueve años. Me quedé un poco turbado.

R.– Tengo 28 años, canto sobre la vida de una persona de mi edad, incluido el sexo. Lo de los niños... ¿Qué voy a hacer? Me temo que los niños se encuentran cosas peores por ahí. Y también hablo de cosas que son positivas, de la libertad... Va lo comido por lo servido.

P.– El sexo, en sus canciones se plantea siempre de una manera casi desafiante, ¿no?

R.– Desafiante tipo dominatrix, no. Sólo animo a la gente a que sea libre y a que lo pase bien y que no deje que la juzguen por eso.

P.– Lo de no dejarse juzgar es un mensaje importante para usted.

R.– Total. Es algo que me enciende. Hay un juicio constante hacia la mujer joven por cualquier decisión que tome sobre su vida.

P.– ¿Qué le gusta de su disco?

R.– Me gusta que sea bailable, me gusta la gente con la que lo he hecho y me gusta que hay un sentido que une las canciones. Un rollo de brujería, de cuentos de magia...

P.– Ya, cuando vi su vídeo de las vampiresas me acordé de Annie Lennox, que tenía una canción de vampiros preciosa.

R.– ¿Annie Lennox? No lo sabía. No ha sido muy referente para mí, la verdad.

EFE