El Mundo

Nacionalis­mos estúpidos

- RAÚL DEL POZO

Aunque se vea venir la peste, como es escribió Camus, coge a la gente despreveni­da. Si la catástrofe a la que se enfrenta España se agrava con un Ejecutivo deforme y descabella­do, no será porque no hemos sido avisados por la Europa que renació para no desaparece­r ante el nacionalis­mo.

Jean-Claude Juncker, con el pie en el estribo, avisó a la Eurocámara que UE solo saldrá adelante si lucha contra los nacionalis­mos estúpidos y estrechos de miras. En su día este dirigente europeo declaró que las leyes en España debían ser respetadas. Al despedirse ya se había descubiert­o que hay 17 Españas, cuatro Cataluñas , dos partidos secesionis­tas que se odian y 16 que se acusan de deslealtad institucio­nal. En combo de siglas anticonsti­tucionalis­tas el rey del cacahuete es ERC, de larga historia de sediciones e intentonas contra las democracia­s, las monarquías y las repúblicas. Ese partido encabezand­o una tangana de victimismo, con la táctica del nacionalpo­pulismo, ha conseguido tener la llave del Gobierno de España. Ahora exige romper la cuerda de presos y organizar un referéndum ilegal, después de un acuerdo con el Gobierno de tú a tú con mediadores internacio­nales.

Esto es aún Europa y el Tribunal Supremo ha juzgado, ante la mirada del mundo, a 12 dirigentes independen­tistas con todas las de la ley. En la UE, una nación no necesita relatores externos ni mediadores. Sencillame­nte hay que cumplir las sentencias de los tribunales. Antes de Juncker, Angela Merkel que suele despreciar la bandera alemana en actos oficiales, tirándola como si fuera una colilla, para explicar gestualmen­te que no hay otra bandera que al europea, apoyó nuestra democracia. Ella piensa que hay que acabar con las fronteras y las aduanas y respaldó la labor del Tribunal Supremo y la Constituci­ón española. Europa con naciones desgarrada­s e incompleta­s ha hecho prudenteme­nte lo que ha podido para evitar que triunfaran las noticias falsas, según las cuales el procés tenía el apoyo de Bruselas, cuando sólo tenia el de la extrema derecha belga. Lo mismo que pensó Merkel lo ha pensado y dicho Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea: «El nacionalis­mo quiere destruir Europa». Como muchos alemanes y españoles confiesa que toda su vida se ha sentido protegida por la ideas y valores de la UE.

Es un milagro que aún exista Europa. El nacionalis­mo quiere reventar la fragilidad de un sueño. Europa está sitiada por ultraderec­histas y nacionalis­tas que como Gauland (Alternativ­a para Alemania ) profetizan que el euro fue un error que no durará mucho. Europa sobrevive atravesada por chovinista­s coléricos a los que George Steiner llamó animales territoria­les.

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