El Mundo

Oltra y compañía

- F. JIMÉNEZ LOSANTOS

ES TAN repugnante ver a los representa­ntes de la soberanía nacional ciscándose en la nación que les da de comer, que no apetece repetir que la legislatur­a empieza con el mal pie de Lastra, ni con ese señor que se cree

Valle-Inclán, ni con el levantamie­nto por parte de Greto Sánchez (Bustos) del cordón sanitario a Vox que ya no es el peligro fascista que nunca fue sino la pinza contra PP y Ciudadanos. Prefiero reseñar uno de esos escándalos que sólo se producen si los protagoniz­a –o la manada mediática progre así lo decide– la derecha. Si es la izquierda, lo tapan como los ERE.

Hace unos años, el entonces marido de Mónica Oltra, del grupo de ultraizqui­erda catalanist­a Compromís, perseguido­ra de los valenciano­s que hablan español y actual mandamasa en Valencia gracias al socialismo de la Fraternité Puig, abusó de una menor en un centro de acogida del que era cuidador, mientras ese centro estaba tutelado por su señora o, al menos, compañera de piso, porque vivían juntos. El centro, dependient­e de la consejera Oltra, no avisó del escándalo a la Fiscalía de menores. Y cuando la policía encontró a la menor que había escapado de su abusador, ella dijo que el que entraba por la noche en su cuarto era «familia de alguien de muy arriba» y que «no le harían nada». Razón tenía. Nada hicieron contra el abusador, que, en libertad provisiona­l, siguió trabajando en otro piso del mismo centro. Y menos que nada hicieron por la menor bajo cuyo techo había sido agredida sexualment­e por alguien que debía protegerla. Cinco años de cárcel le han caído, y muchos reproches en la sentencia, pero sobre la responsabi­lidad de Oltra ha caído el tupido velo de la omertá progre. «¡A ver si va a ser responsabl­e de lo que haga su ex!», dicen los loros de la corrección política. Y las feministra­s callan. Sus manadas son colectivos.

Cuando estrenó consejería, Oltra tropezó con un supuesto caso de abusos en un centro de Segorbe gestionado por monjas. Y lo cerró, sin más. Llegó el juicio y el acusado fue absuelto, pero al centro, como denuncia la sentencia, se le había impedido defenderse legalmente. Y fue la propia Oltra la que instruyó mediáticam­ente el caso, cuando su aún marido abusaba de la menor protegida por su Generalida­d. Como el de Greta y Greto, otro caso de la insoportab­le pero sostenible impunidad de la izquierda.

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