El Mundo

Almodóvar, en la cumbre

- LUIS MARÍA ANSON Luis María Anson, de la Real Academia Española.

‘TIME’ es el semanario más influyente del mundo. Acaba de publicar su clasificac­ión de las diez mejores películas del año. Encabeza la lista Dolor y gloria, de Almodóvar, por encima de Scorsese, Tarantino, Baumbach… Me entristece la cicatería con que, salvo alguna excepción, se ha tratado en los medios de comunicaci­ón españoles el gran éxito de Almodóvar. El cineasta español está en la cumbre y no por sus óscars, sus premios y esta última distinción de Time, sino por su inmenso talento.

Cuando empezaba la movida madrileña, Tomás Cuesta me lo trajo a almorzar en mi despacho del ABC verdadero. Me di cuenta de que aquel muchachito receloso, con cara de pillete de barrio, pelo glotón, ojeras desdeñosas y labios coñones, se ceñiría el mundo a la cintura. Le dije a Cuesta: «Vamos a apostar por él».

Ha tenido la suerte Almodóvar de que su hermano Agustín, hombre equilibrad­o y razonador, le ha ayudado siempre, contribuye­ndo a los éxitos del genio, hasta el punto de que los dos españoles hoy más conocidos en el mundo, el Rey aparte, son Nadal y el cineasta.

Tuve amistad con Bardem, que filmó una escena de su película Resultado final en mi despacho de ABC. Mantuve con Berlanga largas conversaci­ones durante muchos años. Conocí a Buñuel y asistí a las entrevista­s que Pérez Ferrero le hizo. «¡Viva el olvido! –le oí decir al gran cineasta–. La única dignidad es la nada». Recuerdo también a mi inolvidado Summers y he asistido a los éxitos de Garci, Amenábar, los Trueba, Aranda, Saura, Borau… Y a los de Gutiérrez Aragón, que es un sabio del cine. Almodóvar les ha superado a todos.

Se podrá coincidir o se podrá discrepar de las ideas políticas, sociales o religiosas de Almodóvar. Solo los sectarios, los envidiosos o los excluyente­s pueden negar la genialidad artística del director de Dolor y gloria. Muchos han desdeñado también a su actriz Penélope Cruz, a la que se ha negado el pan y la sal. Acudí con Buero Vallejo en su día a ver Jamón, jamón. «¡Qué gran actriz! –me dijo–. Y eso es lo que le abrirá un largo camino de éxitos». Y Woody Allen, durante un almuerzo en Oviedo, cuando alguien destacó a Penélope por su belleza, afirmó: «Actrices bellas hay muchas. De la calidad interpreta­tiva de Penélope, muy pocas».

«Es el cine inyectado en vena», dije en alguna ocasión. Hoy, Almodóvar se ha convertido en máxima figura de la historia del cine español.

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