Empujones y morcillas
Dada la debilidad y corta vida de los gobiernos, el bloqueo de los partidos y la crisis de Estado que vivimos, el Congreso de los Diputados adquiere más importancia que nunca y se convierte en el espacio de la soberanía donde se puede prever lo que puede ocurrir a la nación. Con la fragmentación y la agresividad antisistema de algunos grupos que han llegado a San Jerónimo, lo que tenemos asegurado es un gran espectáculo de broncas. En las anteriores legislaturas hubo insultos y hasta escupitajos en las sesiones parlamentarias. Los brotes de hooliganismo y los trastornos histriónicos de los diputados gamberros llevaron a Arturo Pérez-Reverte a decir que del «espectáculo que estaba dando esa gentuza en el Congreso éramos culpables nosotros, que los hemos elegido». No sabemos lo que durará esta legislatura pero promete zorrería y quilombos. En la sesión inaugural, Meritxell Batet volvió a ser elegida presidenta y Vox burló el cordón sanitario y logró una vicepresidencia. Ciudadanos ha sido barrido y la derecha ha perdido presencia en la Mesa. Pero el morbo estaba más en los cirios que en los santos.
Marta Rosique (diputada por Barcelona de ERC) tuvo su apoteósico minuto de gloria cuando apareció en la mesa de edad –23 años– con una camiseta negra en la que estaba escrita la palabra independencia. Gabriel Rufián –el que en otras sesiones parlamentarias desafiaba a la Cámara con sus chulerías– se ha moderado y, al ver desde el gallinero que los de Vox ocupaban, a tenazón, el espacio central del hemiciclo, ha aconsejado evitar los espectáculos cuando su diputada en la Mesa montaba el número. Marcos de Quinto y un diputado de ERC se empujaron para ocupar asientos centrales del hemiciclo. Los de la CUP escribieron en sus papeletas las palabras autodeterminación y amnistía. Se sucedieron los desafíos retóricos para no acatar la Constitución. Los disparates una vez más confirmaron que tenemos comedia asegurada con 19 partidos, 12 en el Grupo mixto, 199 hombres y 151 mujeres, que representan pluralidad y también deseos de destruir el sistema. El PP había exigido a Batet que se evitaran las humillaciones de abril al acatar la Constitución, pero continuaron las morcillas en la primera sesión de la Cámara Baja. Los de ERC añadieron a la fórmula litúrgica «por la libertad de los presos políticos y hasta la constitución de la república catalana». Los de Bildu, «hasta la república vasca», Pisarello (Unidas Podemos) ha acatado por «las 13 Rosas»
En un oscuro paisaje se inicia la legislatura cuando, según Pablo Casado, tenemos a Pedro Sánchez negociando la soberanía con delincuentes condenados en firme y golpistas que han cometido delitos de sedición.