El Mundo

Iglesias ataca a la prensa y pide una comisión que diluya el ‘caso Dina’

Dice contar con el respaldo de Sánchez y lanza un ataque a los medios de comunicaci­ón

- MARISOL HERNÁNDEZ

Pablo Iglesias habló ayer sobre el caso Dina para defender, en contra de lo que dice el juez, que es parte perjudicad­a y atacar a la prensa.

Pablo Iglesias habló ayer sobre el llamado caso Dina y fue para culpar de todo a lo que calificó como las «cloacas policiales y mediáticas» que, según sostiene, actúan en comunión. Tras muchos días de silencio, el vicepresid­ente segundo del Gobierno se pronunció sobre el giro que ha dado este asunto, centrado en el robo del teléfono móvil a su ex asesora, Dina Bousselham, a finales de 2015, con la retirada de su condición inicial de perjudicad­o. El cambio se debe a la constataci­ón de que los hechos no son como denunciaba Podemos.

A pesar de las dudas planteadas por el juez sobre por qué Iglesias tardó seis meses en entregar a Bousselham la tarjeta de ese teléfono –que a él le llegó a través del presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio–, y de que en una primera versión la ex asesora morada sostuvo que se la dio deteriorad­a, Iglesias defendió que tanto él como Unidas Podemos continúan siendo víctimas en este proceso. «Hay que ir a los hechos, es evidente quién es víctima», señaló. «¿Cómo que no somos perjudicad­os? ¿Quiénes son entonces? Lo que parece es que algunos quieren que Villarejo, Fuentes Gago y Pino (los comisarios corruptos), los responsabl­es de una cloaca que ha quedado acreditada, se vayan de rositas».

Según el líder de Unidas Podemos, que por primera vez se refirió públicamen­te sobre este asunto, si no dio antes a Bousselham la tarjeta, que contenía fotos íntimas, fue para no provocarle «más presión», por la angustia que suponía para ella que algunas imágenes compromete­doras estuvieran circulando. Y cuando lo hizo, en contra de la primera versión que ella misma ofreció, no tenía «el más mínimo deterioro».

La guardó para protegerla, explicó, como si por el hecho de que Bousselham desconocie­ra que él tenía una copia –según le dijo Asensio en aquel momento, probableme­nte la única– resultara más tranquiliz­ador que devolverla a su dueña.

Pese a estas incoherenc­ias, reveladas por la investigac­ión, el vicepresid­ente se mostró ayer muy tranquilo sobre las posibilida­des de una imputación. «En ningún caso», dijo, en una entrevista en RNE. No concibo esa posibilida­d, sería el mundo al revés. ¿Pero qué es esto?», se preguntó. Iglesias no se plantea dimitir y asegura contar con todo el respaldo del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. «Sólo faltaría», manifestó.

El contenido de ese móvil apareció dos años después en el ordenador de José Manuel Villarejo y «ha estado en la redacción de EL MUNDO, de El Confidenci­al, OK Diario y de tipejos como [Eduardo] Inda. Salieron informacio­nes para intentar perjudicar­nos», sostuvo.

A esta supuesta cruzada contra él limitó Iglesias las explicacio­nes sobre el caso. Ha existido, subrayó, «una estructura policial, pero fundamenta­lmente mediática, que se ha dedicado durante meses, durante años, a mentir sobre Podemos» . «En este país se han publicado mentiras y esto no es atacar el periodismo, esto es defenderlo frente a la mentira que algunos pretenden normalizar».

La tesis de Iglesias es que Villarejo o alguno de sus secuaces robó ese móvil para buscar pruebas contra Podemos. Sin embargo, incluso dentro de las filas de la formación se llegó a atribuir el asunto a una venganza interna, originada tras un primer envío de pantallazo­s de su móvil, con conversaci­ones de Iglesias, por parte de la propia Bousselham.

El dirigente dio por supuesto que el asunto quedará archivado, como otras investigac­iones contra Podemos, recordó, y se mostró reacio comparecer sobre este tema en el Congreso. Sólo, condicionó, en una nueva comisión de investigac­ión sobre las «cloacas del Estado», en la que llamaría a Soraya Sáenz de Santamaría para «contestar si ella daba las órdenes a la policía patriótica» y a «Fernández Díaz, Zoido, los comisarios y el señor Mariano Rajoy».

Sobre las supuestas filtracion­es de informació­n privilegia­da de un fiscal a la abogada de Podemos, que han trascendid­o, Iglesias se desentendi­ó. Rechazó ese vínculo porque «el propio caso demuestra que ha habido momentos en los que el criterio de los perjudicad­os ha sido compartido por la Fiscalía» y señaló que confía «en la independen­cia de la Fiscalía».

Insiste en la tesis de atribuir el robo del móvil a Villarejo y a sus allegados

Responde al juez, que no le considera ya víctima, y reitera que ha sido perjudicad­o

Afirma que hay «cloacas mediáticas» y señala a EL MUNDO y otros medios

No dará explicacio­nes en el Congreso salvo en otra comisión sobre las «cloacas»

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EUROPA PRESS El vicepresid­ente segundo, Pablo Iglesias, ayer, con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en Moncloa.

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