El Mundo

Españoles

- EDUARDO ÁLVAREZ

EVITEMOS las cifras porque las de ayer nos parecerán pocas cuando conozcamos las de hoy y, total, hasta el Ministerio de Sanidad se sigue yendo de puente cada jueves hasta el lunes hurtándono­s los datos nacionales oficiales. Qué poco hemos cambiado desde Larra. Lo que nos ha quedado claro es que, la pasada primavera, España se convirtió en el segundo país más afectado por el coronaviru­s de todo el mundo. Y las estadístic­as nos sitúan ahora mismo en cuarto lugar... y creciendo. Somos la nación con más casos de toda la Unión Europea. La contundent­e radiografí­a a lo mejor debiera llevarnos de una vez a concluir que los españoles estamos entre los ciudadanos más tontos del globo, o al menos entre los más irresponsa­bles. Podemos seguir lanzando dardos contra Sánchez y Fernando Simón por incompeten­tes. Y seguir cargando contra los reyezuelos de las 17 taifas autonómica­s por ser ejemplos de calamidad política. Ciscarnos en papá Estado siempre tiene efecto sedante. Pero si los españolito­s no asumimos que algo estaremos haciendo mal cada uno de nosotros, individual­mente, a este bicho no hay dios que lo detenga. No consuela nada, pero encierra algo de justicia divina, que la devastador­a pandemia confirme, para disgusto de Torra y de Urkullu, lo igualitos de españoles que son los vascos y catalanes que los madrileños o los de Toledo –ya ni a los canarios les salva su hecho diferencia­l guanche–. Porque, aunque digan que el maldito virus no entiende de fronteras o derechos históricos, se extiende por toda la parte hispana de la piel de toro como por

Los españoles estamos entre los ciudadanos más tontos del globo o al menos entre los más irresponsa­bles; si no no se explican estas cifras

ningún otro país del continente. La explicació­n, sin recurrir a las conspiraci­ones de Iker Jiménez, nos la repiten los epidemiólo­gos: nuestro estilo de vida español, ése que nos resistimos a modificar por más que nos insistan en que hacer botellones, besarnos y abrazarnos en los encuentros familiares como si no hubiera un mañana, celebrar las no fiestas –que ya es el colmo del ser gilipollas– o no quedarnos en casa 14 días si de milagro nos llama un rastreador para decirnos que hemos tenido contacto con un contagiado... mata.

Se han echado muchos encima de la consejera vasca por su nula empatía al culpar sin edulcorant­es de la situación en las UCI a los ciudadanos que se van de copas o acuden a reuniones sin distancia. A saber... Pero si los expertos coinciden en que las estrategia­s de los poderes públicos no están sirviendo, quizá convenga que dejen de tratarnos ya como a niños de baba a ver si salimos del cómodo refugio de la responsabi­lidad colectiva para empezar a asumir cada uno alguna individual. Ay, no, que somos españoles; descargarl­o todo en Sánchez y Ayuso está en nuestro ADN. Y dirá Torra que no es español...

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico