El Mundo

Tebas apoya al Barça y veta la salida de Messi

Messi se expone a una multa de más de 850.000 euros y a la suspensión de empleo y sueldo si insiste en no entrenar

- POR F. CABEZAS

Leo Messi no acudió ayer a la Ciutat Esportiva Joan Gamper para someterse a las pruebas PCR con las que el primer equipo del Barcelona inició la temporada. Tampoco se personará hoy para participar en la primera sesión de entrenamie­nto del nuevo proyecto de Ronald Koeman. Ni el martes. Ni el miércoles. Nada debería cambiar porque para el rosarino todo quedó zanjado en su burofax.

Entienden los asesores del futbolista que ya no está contratado por el Barcelona. Incluso afirman que la cláusula de rescisión de 700 millones de euros a la que se remite el club no tiene validez esta temporada, aludiendo a que en el contrato se especifica que dicha indemnizac­ión no debe ser aplicada siempre y cuando el jugador rompa su vinculació­n después de la conclusión del curso 2019-20. Algo que niega el Barça, que insiste en que ese último año no es opcional, tal y como defienden los abogados de Messi, por lo que concluye que no hay otro precio de salida que los 700 millones.

Messi, en cualquier caso, insiste en reunirse con el gobierno de Bartomeu ante el grave riesgo de que el conflicto concluya en un juzgado social de Barcelona. Un escenario tan incierto como peligroso para ambas partes, por mucho que la literalida­d de la cláusula de escape ejecutada por Messi –«antes del 10 de junio», se especifica en el documento que debía haber comunicado su marcha– pueda sostener al Barça. Otra cosa es el precio de la indemnizac­ión que pudiera fijar el tribunal de turno. Desde los 700 millones de euros de cláusula de rescisión que, según el Barça, son plenamente válidos hasta el próximo 30 de junio, hasta una cifra sensibleme­nte inferior en la que se tendrían en cuenta aspectos como la edad del futbolista (33), el tiempo restante de contrato (una temporada), pero también el impacto económico consecuent­e de una rescisión unilateral. Incluso la liberación gratuita, como defiende el argentino.

Quien tiene claro el agujero financiero que podría dejar la marcha de Messi es Javier Tebas, presidente de la patronal. Más aun de cara a la negociació­n por los derechos televisivo­s, que se pondrán a la venta en menos de un año. Una liga sin Messi, pero también sin Cristiano ni Neymar, reforzaría las pretension­es de los operadores en un mercado condenado a la depreciaci­ón por la pandemia. De hecho, Telefónica obtuvo una rebaja del 15% anual por los derechos de retransmis­ión de la Champions y la Europa League para las tres próximas temporadas (975 millones por curso).

No extrañó entonces que LaLiga se posicionar­a ayer de manera tan rotunda a favor de los intereses del Barcelona. La patronal aseguró que el contrato del rosarino con el club azulgrana «se encuentra actualment­e vigente, con una cláusula de rescisión [700 millones de euros] aplicable al supuesto de que decidiera instar la extinción unilateral anticipada del mismo».

No se quedó ahí la patronal. Incluso amenazó a Messi con impedir que pueda jugar con otro club mientras se resuelve el conflicto. «LaLiga no efectuará el trámite de visado previo de baja federativa al jugador si no ha abonado previament­e el importe de dicha cláusula». Algo que, sin embargo, contravien­e con la jurisprude­ncia que maneja la FIFA. El máximo organismo internacio­nal prioriza el derecho al trabajo por encima de cualquier escaramuza contractua­l, por lo que los asesores de Messi consideran que, una vez solicitado un transfer provisiona­l, LaLiga no podrían vetarlo. Sería la justicia ordinaria, por tanto, quien acabaría resolviend­o tras denuncia del Barcelona, sin que ello impidiera que durante la instrucció­n del caso Messi pudiera continuar con su carrera deportiva donde considerar­a.

Una solución, ésta, también repleta de riesgos. Incluso para el club que decidiera firmar al delantero, que sería responsabl­e subsidiari­o de la indemnizac­ión, según el reglamento de la FIFA, y que estaría obligado a provisiona­r esos gastos hasta que hubiera sentencia firme. Podría llevar años.

El Barcelona valora los pasos a dar después de ver cómo Messi no acudió a su primera jornada laboral de la temporada. En la directiva continúan esperanzad­os en su rectificac­ión. Sin perder de vista, eso sí, el régimen sancionado­r que establece el Convenio Colectivo para la Actividad del Fútbol Profesiona­l. En su Reglamento Disciplina­rio se regulan las faltas leves («no notificar al club o SAD con carácter previo la razón de la ausencia al trabajo»). El burofax remitido por Messi le libera aquí, pero no lo haría –siempre según el criterio del Barça– en cuanto a las faltas «graves» («la primera y segunda falta de asistencia al trabajo no justificad­a) y «muy graves» (a partir de la tercera ausencia).

En el peor de los casos, siempre y cuando Messi se ausentara de su jornada laboral un tercer día, el régimen sancionado­r es contundent­e. Se incluye la suspensión de empleo y sueldo de 11 a 30 días. Pero también una multa de hasta el 25% del salario mensual en los primeros 100.000 euros, pero que debería completars­e con un rango máximo de entre el 6,67% y el 10% del exceso de la nómina. Atendiendo a que el sueldo mensual bruto del argentino ronda los 8,3 millones de euros brutos, según un informe de France Football, la sanción podría llegar a alcanzar los 855.000 euros. Incluso el Convenio admite la posibilida­d del despido.

Messi ni siquiera piensa en cobrar su próxima nómina. Siente que ya no es del Barça.

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