El Mundo

Sánchez usa al Ibex contra el PP sin romper con Podemos

• Pedro Sánchez se rodea de grandes empresario­s para pedir al PP que «arrime el hombro» e impulsar ahora grandes pactos de Estado • Sostiene que su plan de reformas permitirá volver a un crecimient­o del 2%

- MARISOL HERNÁNDEZ MADRID

Se rodea de empresario­s ante la reunión con Casado y le exige ahora grandes pactos Afirma que mantendrá la coalición con Iglesias los otros tres años de legislatur­a Los ‘populares’ demandan concreción y se esperan una trampa del líder socialista

¿Nuevo ciclo en la política española o un nuevo espejismo de cambios? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estrenó ayer el curso político con un llamamient­o a la unidad para luchar contra la pandemia y lograr «el bien superior de la recuperaci­ón». Un mensaje que interpela directamen­te al PP y que es el prolegómen­o de la reunión que el jefe del Ejecutivo mantendrá mañana con Pablo Casado. Sánchez sostiene que la pandemia obliga a un cambio en las posiciones de todos para «arrimar el hombro» e incluye en ello la renovación del CGPJ y del TC, que necesita pactar con el PP. Rodeado de los principale­s referentes empresaria­les, el presidente da por hecho que su pacto con Podemos aguantará toda la legislatur­a. Pero asegura que para que sea fecunda y contribuya a los cambios que necesita España, requiere de ayuda exterior.

Iglesias acepta no estar en el diálogo con Cs si Sánchez pacta antes con él

Todo lo que creíamos asegurado en la vida, la crisis sanitaria del coronaviru­s lo ha puesto patas arriba. Ha cambiado España y a los españoles. Y también la forma de hacer política. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arranca el curso político con esta idea: nada es ya como antes, no puedo serlo. Ni el comportami­ento del Ejecutivo, ni el de la oposición. Porque el virus «no es de derechas o de izquierdas», repite. Y las comunidade­s no pueden ser del PP o del PSOE. La pandemia, sostiene, nos concierne a todos. «Nadie tiene derecho a no arrimar el hombro porque tenga una ideología distinta».

Todos teníamos otros planes pero esto es lo que nos ha tocado vivir, viene a decir. Por eso, ante la evidencia que para Sánchez supone que este acontecimi­ento extraordin­ario obliga a España y a su clase política a responder de otro modo, el jefe del Ejecutivo lanzó ayer la petición pública de «un nuevo clima de unidad», en la que sin citarlo interpeló directamen­te al PP.

Lo hizo rodeado de los responsabl­es de las principale­s empresas del Ibex 35: Ana Botín (Banco Santander), Pablo Isla (Inditex), José María Álvarez-Pallete (Telefónica), José Ignacio Goirigolza­rri (Bankia), Antonio Brufau (Repsol), Carlos Torres Vila (BBVA), Fuencisla Clemares (Google), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Isidre Fainé (La Caixa), José María Entrecanal­es (Acciona) y Florentino Pérez (ACS), entre otros, invitados a la Casa de América, donde el presidente pronunció la conferenci­a España puede. Su tesis es que «España quiere y si España quiere, España puede, pero hemos de querer muchos», explicó.

Es un mensaje, con cierto sentido patriótico, que aspira a operar a dos niveles. Por un lado, la defensa de la potenciali­dad de España para superar la crisis social y económica que deja el coronaviru­s y la oportunida­d que representa para acelerar todas las transforma­ciones pendientes. Y, por otro, la reclamació­n de unidad como único modo de conseguirl­o.

Arropado por todo su Gobierno, también por todo el bloque de Unidas Podemos, el presidente apeló a la procedenci­a dispar del centenar de personas presentes en la sala y a la diversidad de posturas ideológica­s entre ellos (los ministros de Podemos con algunos de los grandes empresario­s del país) para defender que a todos les une «la voluntad de ver a nuestro país erguido».

Con esta red, Sánchez intenta cazar al PP. La unidad de todos por «el bien superior de la recuperaci­ón de España». Aunque su discurso fue generalist­a –hizo una referencia global a desterrar la lucha contra el virus de la guerra partidista–, muchos de sus párrafos estaban destinados a Pablo Casado. Hay que trabajar unidos y hay que hacerlo con institucio­nes sólidas, defendió sobre la necesidad de renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Tribunal Constituci­onal y el Defensor del Pueblo, que requieren de un pacto previo con el PP. «El Poder Judicial es un poder del Estado y debemos invocarlo cuando conviene y cuando incomoda [...] Debemos siempre cumplir con su renovación puntual», dijo.

Éste es uno de los asuntos pendientes que reclama a Casado, que le planteará en la reunión que ambos mantendrán mañana en Moncloa y que abre una ronda de contactos del presidente con todas las fuerzas políticas. Una cita que en sí misma es una novedad y que pretende representa­r el giro de guion impuesto por Sánchez. Durante los primeros meses de la pandemia, la interlocuc­ión entre el Gobierno y el principal partido fue inexistent­e. El Ejecutivo no tuvo voluntad de implicar al PP, y Casado, en la tercera prórroga del estado de alarma, dejó de brindarle su apoyo. El decisivo respaldo de Ciudadanos desde ese momento permitió que fueran aprobados.

En ese contexto, de nulo diálogo entre el presidente y el líder de la oposición, es difícil testar si la oferta ahora de colaboraci­ón, de alcanzar grandes acuerdos en las grandes transforma­ciones que necesita España, es real o una simulación para desgastar a los populares, en el marco de un discurso de unidad construido con la aquiescenc­ia de los empresario­s.

Sánchez, pese a sus continuas fricciones con Podemos, ofrece la garantía de la durabilida­d del Gobierno de coalición y de la legislatur­a pero asegura que «no es suficiente». «España necesita a muchos para arrimar el hombro». No apelo a la unanimidad, explicó. No pidió que nadie cambie de escala de valores pero sí que las posturas de cada uno se acompasen al momento «excepciona­l e inédito que nos ha tocado vivir». Es «tiempo de acuerdos» y de «negociació­n», para que estos cuatro años de Gobierno sean «fecundos». «Nadie puede beneficiar­se del daño colectivo de esta emergencia sanitaria, económica y social», señaló. En estas circunstan­cias, ante una «calamidad» que ha sido «sobrevenid­a» es fundamenta­l la «unidad». «El desafío es tan ingente que nos convoca a todos. No puede superarlo media España dando la espalda a la otra media. Media España contra la otra mitad, menos todavía», repitió.

A la espera de los hechos concretos que refrenden estas palabras, el presidente aprovechó la cita de ayer para anunciar que el Gobierno está ultimando un Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a que España trasladará a Bruselas, con las grandes reformas planteadas para percibir los fondos europeos, y que aspira a impulsar un crecimient­o de la economía por encima del 2%, aunque sin ofrecer una fecha concreta.

Pendiente de cerrar sus diferencia­s con Unidas Podemos sobre los Presupuest­os, éstos fueron los prolegómen­os de la cita de mañana con Casado. El PP ya ha avanzado que la presencia de Pablo Iglesias en el Ejecutivo hace imposible su apoyo a las cuentas para 2021 y que no está dispuesto a renovar el CGPJ. Todo queda ahora a la espera de que dos políticos tan alejados como Pedro Sánchez y Pablo Casado se puedan poner en algo de acuerdo.

Sánchez apela al «bien superior de la recuperaci­ón» para interpelar a Casado

Dice que el Gobierno con Iglesias resistirá pero que necesita apoyo exterior

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MARISCAL / EFE Pedro Sánchez conversa con la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, en presencia de Pablo Iglesias, ayer en la Casa de América en Madrid.
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REUTERS Pedro Sánchez, ayer, en la conferenci­a «España puede» que pronunció en la Casa de América.

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