Ibex 35 milímetros
EL IBEX 35 escuchó ayer en la Casa de América el discurso del presidente del Gobierno, que estuvo amenizado por el pianista James Rhodes. El discurso no incluyó el anuncio de ninguna medida económica o política. Ninguna de las 3.425 webs noticiosas españolas fue capaz de dar la noticia titulando con otra cosa que no fuera la exigencia a la oposición para que deje de serlo. Los discursos de sanchez son siempre una maqueta: el diseño es real y el texto falso, qwerty. Los discursos de sanchez, y sanchez. La transparente intención de su convocatoria era exhibir que detrás de su presidencia hay una unanimidad civil que no se corresponde con su acosada mayoría política. Ni que decir tiene cuán importante fue, en ese sentido, la presencia del pianista Rhodes.
La pregunta pertinente no es por qué sanchez hace propaganda sino por qué participan en ella los ejecutivos de las principales empresas españolas. Hay que remarcar ejecutivos: como observaría Taleb bien pocos había allí que se jueguen su propio dinero. Nadie duda que este es un tiempo excepcional. El peor tiempo de España para la inmensa mayoría de las personas que se reunieron con el presidente y le hicieron de extras. ¡Personas realmente extraordinarias! El presidente también es excepcional, aunque este juicio mío de que nunca a nadie le
La pregunta pertinente no es por qué sanchez hace propaganda sino por qué participan en ella los principales ejecutivos
vino tan grande su tiempo ya no sea compartido por completo. Reunidas las dos excepcionalidades podría justificarse que el Ibex acudiera a escuchar una novedad derivada. Quia. Lo que escucharon fue una previsión obstinada: lasciate ogni speranza de que la coalición de Gobierno se rompa. Hay que reconocerle a sanchez que tuviera el adorno novillero de llamar a esa pertinacia estabilidad.
De modo que el Ibex 35 milímetros fue ayer al plató del presidente a oírle decir que la unidad es fundamental, mientras simultáneamente aseguraba que su divisiva coalición de Gobierno tiene garantizada la supervivencia. A la salida, Ana Patricia Botín, la principal responsable del primer banco de España, dijo que el presidente había estado muy bien. En la época analógica, cuando Rhodes solo era Cecil y la conversación tenía menor tolerancia al ruido, era corriente decir que el dinero no tiene sentimientos. ¡Menos mal que hay algo libre de ese empaste!, mascullábamos satisfechos. Pero también esa libertad, verdaderamente áurea, se acabó.