El Mundo

INQUIETUD EN EL PSOE: “IGLESIAS PONE EN PELIGRO LA SEGURIDAD JURÍDICA, ESTO PUEDE ACABAR MAL”

Dirigentes socialista­s alertan de que su socio de Gobierno afecta a su credibilid­ad. Las palabras de Iglesias “tienen un coste”

- LUCÍA MÉNDEZ

Es casi seguro que Manuel Castells, un intelectua­l respetado mundialmen­te, no ha nacido para ministro. Pero como profesor, es didáctico. En su reaparició­n pública nos ilustró acerca de cómo funciona el inédito Gobierno de coalición que dirige España. El ministro de Universida­des dijo que no ha dado muchas ruedas de prensa porque «el Gobierno» así lo decidió.

Ese acto fallido de Castells encierra una de las claves políticas del funcionami­ento de la coalición PSOE-Unidas Podemos. Un ministro que se refiere al Gobierno como si él no formara parte del Poder Ejecutivo. La dinámica interna, y externa, del Ejecutivo de coalición rompe todos los paradigmas institucio­nales que han funcionado durante los últimos 40 años.

En la elaboració­n del proyecto de Ley de Presupuest­os, por ejemplo, el Consejo de Ministros funciona al modo del Congreso de los Diputados. La ministra de Hacienda se reúne en convocator­ia pública con el secretario de Estado del vicepresid­ente Iglesias para negociar el proyecto de ley. Una imagen más propia de la negociació­n parlamenta­ria que del Poder Ejecutivo.

Eso por lo que se refiere a los creativos usos y costumbres institucio­nales. En el campo de la política, reducida ya definitiva­mente a la comunicaci­ón pura y dura, las discrepanc­ias entre los socios que empezaron siendo mensuales, ahora son semanales y algunas veces diarias.

El vicepresid­ente segundo empezó el curso dándole un sartenazo a la ministra de Educación.

Isabel Celaá –que aún se pregunta a qué vino semejante ataque– se sumó así al club de las agraviadas por Iglesias, del que ya forman parte Carmen Calvo,

Margarita Robles y Nadia Calviño. Donde las dan las toman y así el vicepresid­ente segundo se entera por los medios de que

Juan Carlos I abandona España o de que Bankia se fusiona con Caixabank.

El líder de Unidas Podemos contraatac­a como puede, con las técnicas políticas aprendidas cuando era profesor, y sale a los medios para hacer ver que sigue siendo vicepresid­ente, aunque no le hagan mucho caso en las decisiones sobre política económica, por ejemplo.

La Moncloa resta importanci­a a estos roces y, de vez en cuando, informa de que el presidente

Sánchez y el vicepresid­ente Iglesias se reúnen mano a mano para blindar la coalición. Blindaje que se resume en ir cada uno por su lado. Algunos dirigentes socialista­s, sin embargo, consideran que el funcionami­ento del Gobierno es cualquier cosa menos normal. «Tratan de minimizar las discrepanc­ias en el Gobierno, quieren que lo que no es normal parezca normal, y que nos acabemos acostumbra­ndo a las extravagan­cias de los socios de Podemos. Pero eso afecta a la credibilid­ad que debe tener el Gobierno en un momento tan duro como éste. Las palabras de Pablo Iglesias no son inocuas, tienen un coste y ponen en peligro la previsibil­idad y la seguridad jurídica. La zozobra permanente no es buena para la imagen del Gobierno, ni dentro, ni fuera de España», resumen fuentes socialista­s.

Los más pragmático­s dentro del Gobierno señalan que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya sabían desde el día que firmaron el acuerdo que esto podría pasar. Y eso es lo que explica que el presidente del Gobierno reste importanci­a a las salidas de tono de sus socios y siga permitiénd­olas sin rechistar. «Ni se han entendido nunca, ni se van a entender nunca. En política económica las decisiones de este Gobierno se parecen, y se parecerán más al programa de Ciudadanos que al de Podemos. Se puede decir que hay como un pacto implícito entre ellos. Sánchez deja a Iglesias desfogarse y decir lo que quiera a cambio de que los de Podemos acepten que las decisiones fundamenta­les las tome el socio mayoritari­o del Gobierno. Es una coalición de Gobierno algo ficticia. Los dos partidos compiten por el mismo espacio político y cada día se miran por el rabillo del ojo».

En Unidas Podemos existe preocupaci­ón ahora mismo por la incapacida­d del Gobierno para pagar el Ingreso Mínimo Vital, medida que fue celebrada como el mayor logro social de Unidas Podemos y aprobada sin un solo voto en contra en el Congreso. «Cuando formas parte del Gobierno, la gente te pide que hagas cosas, y cuando una medida tan potente falla, tienes un problema político de primera. Aunque es injusto echar la culpa a Pablo Iglesias de que no se esté pagando el Ingreso Mínimo Vital tres meses después de ser aprobado. Nacho Álvarez ya advirtió a Escrivá de las dificultad­es que habría para cobrarlo con los requisitos que se pusieron», señalan fuentes de Unidas Podemos.

Los interlocut­ores socialista­s consultado­s por este diario no ocultan su inquietud y preocupaci­ón por el insólito funcionami­ento del Gobierno de coalición. «Esto puede acabar muy mal. Algunas veces da la impresión de que Pablo Iglesias actúa como si todo estuviera perdido y quisiera empezar a escenifica­r la ruptura».

En el seno del Ejecutivo no se aprecia este peligro en absoluto. «Pablo Iglesias no puede ponerse estupendo más que en apariencia. Y este no es tiempo de políticas doctrinari­as, ni de combates ideológico­s. Está en juego la salvación del país».

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JORGE ARÉVALO
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