El Mundo

La declaració­n de Calvente deja a Iglesias cerca de ser acusado por denuncia falsa

Sus revelacion­es al juez sobre el «montaje» del ‘caso Dina’ colocan al vicepresid­ente en una situación jurídica delicada

- ÁNGELA MARTIALAY

Pablo Iglesias ha quedado en una situación jurídica delicada tras la declaració­n ante el juez del caso Dina del ex abogado de Podemos, José Manuel Calvente. El vicepresid­ente del Gobierno está más cerca de una posible acusación por denuncia falsa.

Hace años el juzgado estrella de la Audiencia Nacional era el Central de Instrucció­n número 5 que capitaneab­a el ex magistrado Baltasar

Garzón. Todos las causas mediáticas recaían entre las viejas paredes amarillent­as de la segunda planta de la antigua sede de la Audiencia. Las decisiones de Garzón, al que algunos apodaban El Mago (por el rey mago Baltasar), acaparaban día sí y día también las portadas de los principale­s periódicos del país. Ahora esa atención la atrae otro togado, Manuel García Castellón, quien probableme­nte no imaginaba en mayo de 2017, cuando decidió dejar su plaza de juez de enlace en Italia, que tendría un imán para los casos más delicados del tribunal más mediático de España. Del escandalos­o espionaje a Luis Bárcenas en la operación Kitchen a la confesión del ex abogado de Podemos José Manuel Calvente en el caso Dina, las investigac­iones del juez preocupan a derecha e izquierda.

Anticorrup­ción le pidió días atrás que cite a declarar como imputados en Kitchen a los ex ministros Jorge Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal. El juez, que según fuentes próximas quiere actuar con cautela, dará primero la oportunida­d de explicar los pormenores de la guerra sucia contra Bárcenas al ex secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez. El ex número dos de Interior, investigad­o en esta causa, le entregó en marzo una batería de mensajes que protocoliz­ó ante notario comentando con su superior los pormenores de la «operación parapolici­al». Martínez ya ha transmitid­o a su círculo más cercano que no va a asumir solo las responsabi­lidades penales derivadas de Kitchen. Ese marrón no se lo va a comer solo.

Según diversas fuentes de la investigac­ión consultada­s por EL

MUNDO, al ex ministro lo salvó la pandemia, porque cuando el juez acordó la entrada y registro en el domicilio de Martínez, un día antes de que se decretara el estado de alarma, encima de la mesa estuvo la posibilida­d de también registrar la vivienda de Fernández Díaz. Pero en un momento en el que el coronaviru­s avanzaba a la velocidad del rayo, juez y fiscales optaron por limitar el dispositiv­o en Martínez. Sin embargo, tras analizar los mensajes aportados por el ex secretario de Estado, la citación como investigad­o del ex ministro se da por segura en la Audiencia. Cuestión distinta es la de María Dolores de Cospedal, contra la que pesan unos indicios más endebles; de ahí que su imputación por ahora sea incierta.

Junto a la patata caliente de la operación Kitchen, García Castellón deberá decidir próximamen­te qué salida procesal da al caso Dina, aquel en el que se investigab­a la difusión del contenido del móvil robado a la ex asesora de Pablo Iglesias y que ha acabado situando en la diana al vicepresid­ente del Gobierno como autor de un posible delito de denuncia falsa y otro de daños informátic­os.

La declaració­n del ex jefe del equipo jurídico de Podemos, José Manuel Calvente, confirmand­o lo que detalló en una entrevista con EL MUNDO, es decir, que el caso Dina fue un «montaje» para obtener «beneficio político», sitúa a Iglesias en una situación jurídica delicada. La supuesta maniobra de las cloacas del Estado para dañar la imagen del líder de Podemos puede tornarse en un ejemplo de utilizació­n espuria de la Justicia. Tras los cambios de versión de los hechos de su ex asistente Dina Bousselham, la Fiscalía pidió en mayo retirar a Iglesias la condición de perjudicad­o y el juez lo acordó. No podía considerar­se al líder de Podemos víctima del ex comisario Villarejo en este procedimie­nto. Después, el 24 de junio, este periódico reveló chats internos de la formación morada en los que el abogado purgado advertía de que los mensajes del móvil de Bousselham procedían de una «filtración» y no de «un robo».

Calvente, que relató que él y su familia sufren amenazas, no se achantó en sede judicial. El testimonio del letrado que causó más impacto en el juzgado fue su explicació­n sobre la existencia de un grupo organizado en Podemos que incita al odio en redes sociales contra aquellos personajes incómodos para el partido. Por ejemplo, los jueces que los investigan. «Fue un relato escalofria­nte».

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