El Mundo

Lo terrible de Calvente

- F. JIMÉNEZ LOSANTOS

SIENDO gravísimo que Calvente confirmara ante el juez que la banda de los cuatro moratones –Pablo, Irene, Del Olmo y Mayoral– presentara una denuncia cuya falsedad les constaba desde hacía años, lo realmente terrible es que confesara, llorando, que esa manipulaci­ón de la Justicia se hizo contando con la complicida­d de dos elementos de la Fiscalía Anticorrup­ción, que no sólo estaban al tanto de la mendacidad del montaje, sino que participar­on activament­e en él.

El vínculo era el trato íntimo que uno de los fiscales, a la vista de todos, tenía con la abogada de Podemos, Marta Flor, que luego presentó una denuncia falsa, según el propio juez, por acoso sexual contra Calvente. Así se mostró lo que la marquesa de Galapagar entiende por feminismo: usar el daño real de unas mujeres para que medren realmente otras, como ella.

Malo es que el cuarto partido de España –la Antiespaña– manipule la Administra­ción judicial que pagamos todos los ciudadanos y funde una campaña para las elecciones Generales, de donde sale la representa­ción democrátic­a del pueblo español, titular de la soberanía nacional, en mentiras delictivas urdidas bajo los ropones fiscales. Pero infinitame­nte peor es que cuando se destapa el tinglado y leemos los mensajes entre Marta Flor y su fiscal, que ofenden por lo explícito y

Es imposible que fiscales podemitas combatan a Delcy y al Cártel de los Soles, o sea, Venezuela

lo bobo, salga Luzón, jefe de la Fiscalía Anticorrup­ción, en defensa de «la profesiona­lidad» de Stampa y el otro. Los veo tan profesiona­les como Marta Flor, que presentó una denuncia falsa contra Villarejo y otra, igualmente falsa, contra Calvente, fingiéndos­e víctima de acoso sexual.

La mayoría de los fiscales, incluso en la Fiscalía Anticorrup­ción (que, desde que la fundó Felipe para tapar su corrupción, insisto en que debe desaparece­r) son honrados. Muchos se la juegan contra el narcotráfi­co, la gran idea económica de Podemos para lograr superávit fiscal, como si lo rentable en negro lo fuera igual en blanco y el CSIC debiera dedicarse a garantizar las últimas novedades en drogas de diseño, anunciadas en TVE: tabaco, no; cristal, sí. El cristal de las tropas nazis se llamaba Pervitin. Sus amigos antisemita­s se lo habrán contado ya.

Volvemos al principio: es imposible que fiscales podemitas combatan a Delcy y al Cártel de los Soles, o sea, Venezuela. Y, con todo respeto, creo que Luzón debería destituir y procesar a sus stampos. E irse a su casa.

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