Pablo no es Hannibal
Otra de las víctimas de la peste y de la corrupción ha sido la derecha española.
Hay partidarios de fumigarla, de ilegalizarla, de refundarla, de cambiarle el nombre, de vender la sede. Declara Paul
Preston que los tres momentos estelares de la corrupción fueron las dos dictaduras y los últimos años del PP con Bárcenas y Kitchen.
«Sánchez tiene el bálsamo de Fierabrás. Dice que Casado habla como la ultraderecha y pone en riesgo la democracia española. Desacreditarlo es la opción». Eso lo cuenta Graciano Palomo en un poderoso libro de 556 páginas, La larga marcha: De Rajoy a Casado, que días después de salir del horno ya va por la segunda edición.
En este asolador texto se hace una brillante crónica del periodo entre la moción de censura contra Mariano Rajoy, que cambia la historia, y la pandemia que está estremeciendo a la humanidad. Narra cómo Pablo Casado había decidido abandonar la política para irse a trabajar a una multinacional de origen indio con sede en París y le convenció Teodoro García Egea para que se lanzara sin red a Génova 13. Se relata el fin de un presidente (Rajoy) que, según el autor, podía ser un buen gestor pero nunca fue un político. «Su dolor era inacabable: expulsado por corrupto y a manos de Pedro Sánchez, un personaje al que despreciaba».
Explica La larga marcha cómo la nueva generación de dirigentes de la derecha tiene que pechar con las mochilas dejadas en Génova por sus dos ex presidentes: Aznar y Rajoy. Cree que Pablo Casado es un buen parlamentario, pero le falta instinto de killer para ser comandante en jefe, claro que, para triunfar, tendría que ser Hannibal Lecter y practicar el canibalismo primero con Mariano, después con Pedro.
El coronavirus y el Kitchen han llevado al PP a la UCI cuando médicos y enfermeras se preparan para pelear en el frente de Madrid en primera línea de fuego y en toda España, otra vez trágica. Todo ocurre en el instante –escribe Palomo– en el que ante las colas del hambre desfilan 36.000 coches oficiales. La derecha, partida frente a un Sánchez con fuertes anticuerpos de los enemigos que ha devorado, tiene un horizonte tenebroso. Vivimos el confinamiento en pijama pero el enemigo está otra vez en la puerta. Dice Felipe Alcaraz que hemos pasado de la filosofía «salimos más fuertes» a la filosofía «aprende a vivir con un asesino con paso de lobo». Se sabía que la política es la guerra sin derramamiento de sangre, pero en este caso hubo tantos muertos como en una guerra relámpago, y una de las víctimas fue el PP.