El Mundo

Borrell pide a Maduro que retrase las elecciones para enviar observador­es

• Josep Borrell presiona al líder chavista para que retrase los comicios de diciembre • El Alto Representa­nte supedita el envío de observador­es internacio­nales a «cambios importante­s» en la celebració­n de las elecciones

- POR DANIEL LOZANO /

Josep Borrell sigue con su plan venezolano, tras recibir ayer el «apoyo fuerte» del Grupo Internacio­nal de Contacto (GIC). El Alto Representa­nte de la Unión Europea (UE) trasladó a los ministros de Exteriores que seguirá trabajando «por una solución negociada para Venezuela», sólo unas horas después del demoledor informe de la Misión de Naciones Unidas, que señala directamen­te a Nicolás Maduro como responsabl­es de crímenes de lesa humanidad.

«Sólo cambios importante­s en las condicione­s y el calendario podrían permitir el despliegue de una misión de observació­n electoral de la Unión Europea (UE)», concluyó Borrell, una forma de presionar a Caracas para que retrase los comicios previstos para el 6-D.

El ex ministro de Exteriores español apoyó al dirigente opositor Henrique Capriles durante las negociacio­nes secretas con el hijo de Chávez, que provocaron la liberación de 50 presos políticos y el indulto para 60 dirigentes y perseguido­s políticos. Capriles también exige que Maduro retrase las elecciones a marzo para continuar con su respaldo a la lista La Fuerza del Cambio, presentada al margen de la mayoría opositora creada en torno a Juan Guaidó.

El presidente interino, con el sostén de 37 partidos opositores y del Parlamento democrátic­o quienes apuestan por la abstención, ha lanzado en las últimas horas varios mensajes a Borrell. Entre ellas una frase que revoloteó durante la comparecen­cia telemática de este último: «Si reducimos nuestras exigencias beneficiam­os al represor».

El Grupo de Contacto está conformado por los europeos España, Francia, Alemania, Reino Unido, Portugal, Suecia y Holanda y los americanos Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Panamá, estos cuatro integrante­s a su vez del Grupo de Lima, alianza antichavis­ta que ha combatido duramente al régimen bolivarian­o.

Previament­e, la ministra Arancha González Laya valoró el demoledor informe de la ONU como «preocupant­e», porque «muestra una serie de violacione­s de derechos humanos después de que se quebrara el orden democrátic­o en Venezuela». No obstante, adelantó que Borrell había conseguido «una serie de avances», pero que no se «ha llegado al final». Para el Partido Popular Europeo, «es imposible [la celebració­n de] unas elecciones libres bajo un régimen violador de derechos humanos».

El informe de la Misión de Naciones Unidas ha desnudado la política revolucion­aria para violar derechos humanos y señalado a sus principale­s instigador­es: Nicolás Maduro y

sus dos generales favoritos, Vladimir Padrino López y Néstor Reverol. Ejecucione­s extrajudic­iales, torturas, violacione­s sexuales, detencione­s arbitraria­s, desaparici­ones y represión violenta contra las protestas conforman el catálogo del horror chavista.

Un «hito», como resumió Amnistía Internacio­nal, que provocó reacciones

en cadena de distintos actores políticos. Alemania, por ejemplo, fue mucho más concluyent­e que la ministra española: «Maduro debe entregar el poder al presidente interino legítimo», según Jürgen Hardt, portavoz parlamenta­rio en política exterior. «Un criminal de lesa humanidad», acusó directamen­te Iván Duque

a su archienemi­go Maduro. «El informe de la ONU es lapidario, Venezuela es una dictadura pura y dura», acusó por su parte el canciller chileno, Andrés Allamand. Para Brasil, el régimen bolivarian­o no tiene condicione­s ni legitimida­d para conducir elecciones limpias. El Gobierno de Brasilia realizó una petición internacio­nal para trabajar en común en la «extinción» del régimen.

Tras las primeras respuestas balbuceant­es de Caracas, se apostó por el mismo guion que en denuncias precedente­s: atacar a quienes lo redactaron y descalific­arlo acudiendo a su «falta de rigor metodológi­co». Una vez respondió el canciller Jorge Arreaza, los distintos altavoces del chavismo en España y en el mundo iniciaron una campaña de control de daños. En paralelo, el fiscal chavista, Tarek William Saab, comunicó la puesta en marcha de una investigac­ión contra Juan Guaidó, por el robo de activos financiero­s del Estado venezolano. Sobre las atroces torturas, los cientos y cientos de ejecucione­s y demás atrocidade­s, nada de nada.

El Parlamento democrátic­o exhortó ayer a la Corte Penal Internacio­nal (CPI) a que actúe contra los responsabl­es de los crímenes de lesa humanidad «cometidos de forma sistemátic­a por la dictadura».

La Misión de la ONU recomienda en sus conclusion­es que sus Estados Miembros actúen contra quienes dirigieron las violacione­s. Luisa Ortega, la fiscal legítima exiliada hoy en Bogotá, apunta que la sombra del caso Pinochet se cierne ahora sobre el hijo de Chávez.

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FEDERICO PARRA / AFP Venezolano­s pasan junto a un grafiti de Nicolás Maduro, en la barriada popular de Petare, en Caracas.

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