El héroe de tres generaciones
Videojuegos. El mundo aún necesita a este fontanero aupado a icono, cuyas aventuras han entrado en 373 millones de hogares
GORRA ROJA, mono azul, bigote y siempre está brincando. Mario es inconfundible y cumple este mes 35 años. Pese a ser un humilde fontanero (de Brooklyn, dicen algunos), se ha convertido no sólo en el símbolo de la industria de los videojuegos, sino también en un icono pop y en el mejor representante de Japón, su país de origen. «No hay mejor forma de resumir la importancia de Mario que recordar la clausura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro –en 2016–, cuando el por entonces primer ministro Shinzo Abe apareció disfrazado de él para anunciar los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020». Habla Manuel Curdi, brand
manager de Nintendo Ibérica. Concebido por el genio japonés Shigeru Miyamoto para la recreativa Donkey Kong, en esta primera encarnación se llamaba Jumpman. Quisieron cambiarle el nombre a Mr. Video, pero a Miyamoto le hizo gracia que los trabajadores de Nintendo América apodaran Mario a su creación como irónico homenaje al propietario de sus almacenes en Seattle, Mario Segale. Y Mario se llamaría el 13 de septiembre de 1985, cuando llegó al mercado Super Mario
Bros. para la consola doméstica Famicom, que en occidente conocemos como Nintendo Entertainment System o NES.
Pese a ser un éxito rotundo con más de 43 millones de copias vendidas, nadie sospechaba por entonces que Mario acabaría protagonizando decenas de videojuegos y que acabaría apareciendo en portada de revistas, en chucherías, en aviones o en ropa por todo el mundo. En 2020, con 373 millones de copias vendidas entre todos su juegos, lo que dividido entre cada año de vida equivale a un juego vendido cada 7 segundos, nadie duda de su influencia y de que ha llegado a eclipsar incluso a Mickey Mouse, la gran mascota de Disney. «Las nuevas generaciones no han vivido tanto a Mickey y quizás para ellos sí es más importante Mario», señala Marcos García, veterano crítico de videojuegos que ha trabajado en revistas como HobbyConsolas, MegaSega o SuperJuegos y que ahora es diseñador en el estudio español Gammera Nest.
Desde Nintendo, también lo ven así. «Sí tengo la sensación de que Mario es más importante para las nuevas generaciones», coincide Curdi. La clave de su éxito es también la razón por la que Nintendo es una gran multinacional de la industria de los videojuegos, según Curdi. Los juegos de Mario son «como una película de Pixar: puede disfrutarla mi hijo por una cosa y yo por otra diferente, pero las dos son partes fundamentales del producto». No ha sido fácil llegar hasta aquí, y reconoce que «Nintendo ha ido más tarde [que Disney] en todo lo que hay alrededor de la marca».
Irónicamente, el primer Mario nunca fue un fenómeno en España. Marcos García se topó por primera vez con él en un centro comercial. «Aquí el 99% usábamos ordenadores por aquel entonces. La primera vez que lo vi fue en torno a 1988, pero sólo llegué a jugarlo en casa de un amigo del instituto, que había cambiado su Spectrum por una NES. Las consolas aún eran consideradas un juguete, y uno muy caro».
El éxito de Super Mario Bros. y de sus posteriores secuelas, como
Super Mario Bros. 3 o Super Mario World se debe a varios factores. «Aunque su aspecto no llamaba tanto la atención, cautivaba por su sentido del control. Manejar el personaje, la inercia de los saltos y las caídas, la respuesta de los botones... Es algo que ningún otro juego tenía. Y a eso hay que sumar su banda sonora pegadiza», comenta García. Curdi señala otro factor fundamental: «Es la mezcla entre accesibilidad, lo fácil que es jugarlo y la profundidad que ofrece cuando lo dominas». Algo deben hacer bien si su última encarnación para Nintendo Switch, Super Mario Odyssey, ha vendido desde 2017 más de 18 millones de copias.
Mario también tendrá una nueva película, prevista para 2022. Atrás queda la protagonizada por Bob Hoskins y John Leguizamo, muy alejada de los estándares de lo que era Mario entonces y a día de hoy. Pero incluso aquella cuestionable película despierta hoy la nostalgia en la generación que se crió con Mario. «La gente que ya es fan de Nintendo y de Mario son un pilar básico», comenta Curdi, que también señala que «el reto para mi empresa sigue siendo incorporar a más, no sólo al que ya lo conoce».
En este sentido, parte del estatus de icono de Mario se debe a lo atípico que es dentro del mundo del videojuego. «Los héroes de hoy en día son musculosos, altos, agresivos... pero Mario es lo que en Japón se llama kawaii». En otras palabras, Mario es muy mono. Es irónico que su aspecto sea fruto de las limitaciones técnicas de las consolas de aquella época. «El mono tenía ese color porque resaltaba más en la pantalla», apostilla Curdi. Con razón se lo ha intentado imitar tanto. El erizo Sonic o el bandicut Crash Bandicoot son dos de esas mascotas que en su día fueron una alternativa a Mario, pero «el estatus no se consigue así como así», apunta Marcos García. «Todo el mundo intentó lanzar juegos mascoteables, con mayor o menor fortuna. Mario ya estaba ahí, pero con la llegada de Sonic, esta pelea entre mascotas terminó por elevarlo todavía más».
En los 35 años desde el lanzamiento del Super Mario
Bros. original, la saga de juegos Mario ha avanzado muchísimo y ha conseguido ser innovadora y rompedora en más de una ocasión. Ahí está Super Mario
64, uno de los primeros juegos totalmente 3D, un título tan importante que «aún es un esquema a seguir por muchos desarrolladores», según García. Cada consola de Nintendo ha tenido sus juegos de Mario y cada uno ha ido expandiendo su universo. «Es importante tener en cuenta que hay un universo alrededor de Mario», apunta Curdi. «Que tenga un hermano, Luigi, es importante para los jugadores. Que Donkey Kong, su primer villano, tenga sus propios juegos, también. Que haya una princesa, que ahora se puede manejar en multitud de juegos, lo mismo». Por eso existe un Mario Kart, un Mario Tennis, un Mario Golf, un Doctor Mario...
Como homenaje, Nintendo pone este mes a la venta el juego Super Mario 3D All Stars.