«Era un tirano, me ponía muy cabrón al dirigir»
Pregunta.– Lehman Trilogy refleja la crisis de 2008, y ahora nos enfrentamos a otra todavía más grave.
Respuesta.– Es una gran putada. El virus más potente que nos están metiendo es el del miedo. Es una pandemia del terror. Da la sensación de que otra vez tenemos a las dos Españas para terminar de romper la tarta.
P.– Afirmaba Juan Echanove que para salir de todo esto nos tenemos que quitar la mochila ideológica.
R.– A lo mejor, en el punto en el que está, Juan se puede quitar la mochila ideológica. Lo que no tenemos que perder de vista son los valores. Estamos muy perdidos en esta crisis de la incertidumbre. Nos faltan papá y mamá, nos faltan referencias.
P.– Algunos como Miguel Bosé o Bunbury se han abonado a las teorías conspiranoicas.
R.– No voy a hablar de Bunbury ni de Bosé, pero sí de la izquierda. Yo soy un tipo de izquierdas y siempre hemos pensado que hay unos poderes y unos mercados que manejan el cotarro. Oye, ¿por qué de repente no pensamos igual en el caso de una pandemia? Yo no tengo ni puta idea de si Bill Gates quiere hacer una movida u otra. Pero no niego la mayor. ¿Y si no estuvieran locos? Bunbury no está loco. Puedo no estar de acuerdo con él, pero no por ello ponerme a insultarle.
P.– El cantante fue linchado en las redes.
R.– Hemos dejado de dudar. La gente se posiciona identitariamente frente al otro. Y si tengo que posicionarme en contra de Bosé, soy anti-Bosé, aunque tenga todos sus discos. Estas personas son el grano en el culo del sistema. ¡No seamos Robespierres!
P.– ¿Si no tuviésemos la pandemia, estaríamos debatiendo sobre la Monarquía?
R.– Te dé la respuesta que te dé, se me echarán encima. Hay terrenos donde si me meto, a lo mejor no puedo dar de comer a mis hijos.
P.– ¿A qué político le daría un papel?
R.– A Gallardón le haría el consejero del Rey. Siempre me dio un rollo teatral. Me parecía que si le ponías unas pantuflas, un batín y una buena barba, podría estar en escena.
P.– ¿Y a Pedro Sánchez?
R.– Es el tipo más alto del Parlamento y, por lo tanto, tiene que ser el galán. Pero le buscaría las cosquillas y le daría el papel del Algarrobo de Curro Jiménez.
P.– Está rodando la serie Snowfall en Estados
Unidos. ¿Cómo se trabaja allí?
R.– La principal diferencia es que hay siempre muy buena onda en los rodajes.
P.– ¿Qué pasa en Europa?
R.– Aquí no hay tan buen rollo, y en Francia siempre he sentido que los directores eran como profesores que te regañaban.
P.– ¿Le molesta que le encasillen en papeles de narcotraficante mexicano?
R.– ¡Qué va! Me molesta que no me llamen para trabajar. ¡Chico, tienes esta cara, pues da gracias! Es mucho más difícil para un español hacer de un mexicano que de un inglés.
P.– Dirige su propia compañía teatral. ¿Cómo es de jefe?
R.– Yo era muy mal jefe. Yo era tremendo, un tirano. Me ponía muy cabrón al dirigir. Entonces, conocí a Antonio Hernández, que me enseñó que se puede dirigir desde la armonía.
P.– ¿Qué es lo que hay que tener para poner una pica en Hollywood?
R.– Suerte. A mí que no me digan que es talento. Y, dentro de la suerte, está el físico. Tener un careto que pidan en un momento dado. Si eres mujer, casi no te queda otra que estar buenísima, por desgracia.