Arte. Modigliani y Rivera, unidos por la irreverencia
“Una de las cosas que hacían en París era montar una serie de pleitos espectaculares, que por supuesto eran falsos”, refiere Josefina García
El artista italiano Amadeo Modigliani, de quien se conmemora el centenario de su fallecimiento, estableció una gran amistad con el pintor Diego Rivera, cuando éste vivía con Angelina Beloff en el barrio de Montparnasse, en París.
Esto se puede advertir en la exposición El París de Modigliani y sus contemporáneos, que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Para indagar más sobre esa relación, MILENIO platicó con Josefina García, curadora del Museo Dolores Olmedo, recinto que resguarda la colección más grande de la obra de Rivera.
La experta sostiene que ambos artistas se llevaban bien porque eran irreverentes y tenían un sentido del humor muy parecido. “Una de las cosas que hacían en París era montar una serie de espectaculares pleitos, que por supuesto eran falsos”.
Hay una anécdota que sucedió en el café de La Rotonde, agrega García. “Se cuenta que estando sentados, de pronto comienzan a discutir acerca sobre el tema del paisaje. Modigliani se levanta, arranca las cortinas del lugar y vocifera al igual que lo hace Rivera, en tanto que Pablo Picasso está sentado tranquilamente tomándose un café”.
Por supuesto se reunió una multitud para ver esa acalorada discusión, “pero al final se sentaron y terminaron conviviendo como si no hubiera pasado nada”.
La curadora cuenta que “a veces se disfrazaban y algunos de los artistas se vestían de mujeres. También invitaban a prostitutas para que posaran desnudas para poder pintarlas y la gente se sorprendía... Entonces eran conocidos por protagonizar ese tipo de escándalos”.
Josefina García detalla cómo nació esa complicidad tan especial entre ambos artistas: “Angelina Beloff, la artista rusa que fue pareja sentimental de Diego Rivera, cuenta en sus memorias que cuando Modigliani se la pasaba muy mal, llegaba a su taller y se instalaba con ellos durante uno o dos días mientras que hacía algún dibujo y lo vendía para comer y pasar la noche”.