Récord de deuda, déficit y gasto sin garantías de recuperación
El Gobierno de Pedro Sánchez sustenta el mayor gasto presupuestario de la historia en unas previsiones de recuperación que AIReF ve muy improbable que se cumplan
El Gobierno dispara el gasto un 53% con las ayudas europeas y calcula un desplome del 11,2%, muy lejos de otras previsiones
Estima que la economía crecerá entre un 7 y un 10% en 2021 y la AI ReF enfría su optimismo: «Hay riesgo de otros escenarios»
Podemos se lanza a celebrar «el fin de la austeridad» como antesala de unos Presupuestos «que aborrecerá la derecha»
El Gobierno disparará el techo de gasto total para 2021 hasta los 196.097 millones, lo que supondrá la cifra más elevada jamás registrada en el país y un espectacular incremento del 53% respecto al año pasado. Y lo hará un año después de que la economía haya sufrido su mayor desplome en tiempos de paz y que, según las estimaciones oficiales que también se publicaron en la mañana de ayer, ascenderá a un 11,2%. Dos hitos que pasarán a los libros de historia económica y social de España y que están directamente marcados por la pandemia del coronavirus.
Las nuevas previsiones económicas elaboradas por el Ministerio de Economía empeoran sensiblemente las remitidas a Bruselas en pasado mes de mayo. La peor evolución de la crisis sanitaria y los graves problemas económicos han hecho que el dato oficial pase del 9,2% a ese 11,2%. Para el año que viene, el repunte recogido en el cuadro macroeconómico es del 7,2%, lo que evidencia que la recuperación será ligeramente más moderada que el hundimiento.
La vicepresidenta de Asuntos Económico, Nadia Calviño, quiso sin embargo trasladar que la evolución será mejor de lo apuntado en el cuadro ya que el publicado ayer martes es un «escenario inercial», en el que no están recogidos los efectos positivos de los planes de ayuda europeos. Sumando ese efecto, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) podría rozar el 10%. «Esperamos un fuerte crecimiento en 2021 al que se puede dar un impulso adicional si como país aprovechamos los fondos comunitarios» y que permitirá, según Calviño, «que la economía recupere en 2022 los niveles previos al estallido de la pandemia». Sin embargo, el propio Gobierno reconoce que en caso de no hacerlo, la recuperación se dilataría, al menos, hasta 2023.
Calviño también quiso trasladar que las estimaciones oficiales están «en línea» con las que ofrecen los organismos internacionales. Pero si la comparación se realiza con el panel de Funcas, en el que están recogidas las previsiones de 20 instituciones y entidades bancarias, lo que se constata es un optimismo por parte del Ejecutivo. Asimismo, si se acude al Banco de España, el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos proyectó en septiembre un segundo escenario, con una caída del 12,6% para este año, que se materializaría en caso de una «situación epidemiológica más desfavorable». Esto es, precisamente la situación que está viviendo el país en estas últimas semanas.
Y si se tiene en cuenta la revisión del cuadro macro que ayer publicó la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), lo que se observa es que el ritmo de recuperación proyectado es optimista, y que sólo es alcanzable si «confluyen circunstancias favorables», a lo que añaden que existe un riesgo real de que «se materialicen escenarios menos benignos».
Además, la denominada tasa de referencia del déficit será del -11,7%, dato también superior a la anteriormente estimada, mientras que para el año que viene la cifra estimada es del -7,7%. Estos datos no suponen objetivos de déficit, ya que al quedar suspendidas las reglas fiscales las administraciones no tienen la obligación de cumplir. Pero sí supone una referencia para la elaboración de las cuentas públicas y para conocer la magnitud de los desfases presupuestarios. El oscuro, muy negativo y alarmante cuadro macroeconómico se completa con una previsión de paro del 17,1% para el presente ejercicio que apenas se reducirá en dos décimas en 2021 y un récord de deuda pública del 118% del PIB, lo que supone un incremento de más de 20 puntos en apenas un año.
Por su parte, la fijación del techo de gasto es un paso imprescindible en el proceso de elaboración de los Presupuestos Generales del Estado (PGE); se define, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal como el instrumento de gestión presupuestaria a través del cual, una vez estimados los ingresos del ejercicio, se calcula el gasto presupuestario que permite el cumplimiento del objetivo de estabilidad; y el incremento «notable», como apuntó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se sustenta en los fondos que España recibirá de Bruselas dentro del plan de reconstrucción económico.
El límite de gasto homogéneo será de 136.779 millones de euros, lo que supone un incremento del 7,2% respecto al presente ejercicio. Sin embargo, si se suman las transferencias extraordinarias a las comunidades y Seguridad Social la cifra supera los 168.000 millones, un 32% más. Y a todo ello hay que añadir los fondos europeos, de modo que se alcanzarán los señalados 196.097 millones, un 53% más y que es lo que el Gobierno ha denominado como límite de gasto total.
Por su parte, Unidas Podemos celebró en la tarde de ayer la «derrota definitiva» del neoliberalismo y la austeridad con la aprobación del techo de gasto por parte del Consejo de Ministros, que será la antesala del proyecto de Presupuestos Generales del Estado que «la derecha y la ultraderecha van a aborrecer».