Truhanes y cagones
El presidente del Gobierno presentó el
Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia con cierto estilo maoísta. Asocia la palabreja ‘resiliencia’ a su probada determinación y capacidad de sobrevivir; la usa mucho en los discursos (resiliencia viene del latín; significa ‘saltar hacia atrás, resistir y recuperarse de un desastre’). Van a intentar sacar la economía española –número 14 del mundo, quinta de la UE– del agujero en el que se ha despeñado, con la profundidad de más del 11% del PIB. El Gobierno reconoce que la crisis es más devastadora y la recesión más crítica de lo que habían pensado. Con el turismo y la hostelería en quiebra y los nuevos confinamientos ante el contraataque del virus, no nos queda más salida que agarrarnos al aldabón de Europa.
El gobernador del Banco de España dice que hay que evitar que la crisis económica se transforme en crisis financiera y la señora Merkel da el primer aviso a Pedro
Sánchez para que logre un Gobierno estable si quiere que llegue la pasta. Pero el Ejecutivo está guerrero y, ante una deuda infinita y la peste que nos espera en la puerta, el Gobierno sólo piensa en dar el jaque pastor para doblegar a la oposición, dividida y desorientada, comiéndose el peón que hay junto al Rey en el tablero.
Los cafés están medio cerrados y ya no hay mentideros, donde se inventó el periodismo popular en el Siglo de Oro. Los madrileños iban a las gradas de San Felipe para cotillear y contar chismes. Las escaleras del convento de los Agustinos Calzados eran los diarios y redes sociales de la época. Escribió Rojas Zorrilla: «Va a San Felipe a coger/ mentiras para un año». Según Lorenzo Díaz, los truhanes de medio pelo, la soldadesca bullanguera, las alcahuetas y los carteristas largaban de los jergones de palacio y de la bancarrota imperial. Aún hoy, desde los nuevos mentideros de la cuarentena, me llegan cuentos y gallofas del reino en quiebra.
Cuentan que Iván Redondo le ha escrito un texto a Pedro Sánchez para que lo largue a los banqueros y empresarios: «Europa me da 140.000 millones para que los reparta como me dé la gana y el que no haga lo que yo digo se queda sin nada». Dicen los enemigos del Gobierno que desde que desapareció José María Cuevas la CEOE es una panda de cagones entregados al poder; añaden que, cuando Ana Patricia Botín dijo aquello de «es imposible no estar de acuerdo con Pedro Sánchez», los empresarios se alinearon con Patricia para que les llegue la pedrea de los 60.000 millones.