Un golpista furioso
LA DIFERENCIA entre Iglesias y Sánchez es que el falso denunciante, con agravante de género, es un golpista-leninista, es decir, metódico y sin pausas, capaz de evitar las prisas cuando su temperamento no lo traiciona; en cambio, Sánchez es un psicópata de libro, con las tres características de la triada oscura que Rosa Díez resumía muy bien: falta total de empatía ante el dolor ajeno; maquiavelismo manipulador y narcisismo exacerbado. Pero le falla ese carácter de matón de colegio, de fanfarrón abusador. Tras gallear contra Madrid, secundado por las gallinitas del feminismo de secta, carentes igualmente de empatía con las mujeres que no son de su cuerda, y tropezar con Ayuso, le tocaba esperar, disimular, y, de permitirlo su hubris, fingir cordialidad. Pero es incapaz de admitir que la Ley esté alguna vez por encima de él. Rodeado de incompetentes como Illa, incapaces de prever que el mecanismo que funciona en todo el mundo, aislar por zonas según el número de contagios y no poblaciones enteras, podía funcionar en Madrid, como estaba sucediendo; y embriagado por los cánticos de su coro de castrati, sintió la bofetada del TSJM como una desautorización personal, y reaccionó volviendo a su primer plan: tomar Madrid por las malas ya que no le vota por las buenas.
El problema del Gobierno de los dos psicópatas y sus bandas es que, además de golpistas, como sus socios, son pavorosamente incompetentes. Este sábado, el Ministerio de Sanidad confesó que intervino Madrid, con el aplauso de Ciudadanos –ayer partido, hoy Catering
Arrimadas&Aguadilla–, mediante la manipulación más grosera que quepa imaginar: usando la cifra de contagios de cinco días antes, sustancialmente mejorada en el momento de la coz del Mulo de Moncloa.
Confieso que al ver la noticia de Efe este sábado en elmundo.es tuve que releerla tres veces para comprobar que no eran alucinaciones mías, sino declaraciones oficiales confesando un delito gravísimo contra la salud de los madrileños y su ya destrozada economía. Pero ahí estaban, negro sobre blanco, atestiguando que nos preside un loco furioso capaz de patear la Ley, burlarse de Madrid y fingir que le da pena. Tendrán que hacer horas extras los jueces
garzones y los fiscales navajos para impedir que el Consejo de Ministros que aprobó tan escandaloso delito, coceando a Madrid para vengarse de sus jueces, acabe en la cárcel.
Sánchez reaccionó volviendo a su primer plan: tomar Madrid por las malas ya que no le vota por las buenas