Clementinas corsas
¿SATURADO de cifras de contagios y muertes por la covid? ¿Harto de bronca política? Déjese llevar de paseo por la cuadrilla a Córcega. En la isla mediterránea empezó el viernes la cosecha de las clementinas. Este híbrido de mandarina y naranjo debe su nombre al hermano Clemente, el fraile que hizo el primer injerto en un orfelinato de Orán (Argelia) cuyo huerto estaba a su cargo. Se diferencia de la mandarina en que no tiene pepitas.
A las fruterías de París ya han llegado las más tempranas. De Portugal a 3,90 euro el kilo y de España, más hermosas y caras (a 5,90). Mi frutero me asegura que «bajarán» en cuanto avance la temporada. El 98% de las clementinas de la Francia metropolitana procede de Córcega, donde se producen entre 20 y 30.000 toneladas que suponen unos 50 millones de ingresos anuales.
La cosecha de 2020 ha sido noticia antes de empezar por culpa... de la covid. Cerradas a cal y canto las fronteras externas de la UE, los productores se han unido para montar un puente aéreo que traslade a 902 temporeros marroquíes en cinco vuelos chárteres. La Oficina de la Inmigración, la prefectura y el Centro de crisis de la oficina del primer ministro francés han firmado con las autoridades marroquíes un protocolo sanitario y diplomático excepcional.
Las redes sociales se han agitado en la isla acusando a los empresarios de favorecer los contagios. El prefecto, François Ravier, ha salido al paso: «Se harán test a los temporeros en Marruecos antes de la salida, a los siete días de su llegada y antes de su marcha. Se han reforzado los controles sobre sus condiciones laborales y de alojamiento». Además los traslados a las huertas estarán compartimentados. Y en caso de contagio, los afectados pasarán la cuarentena en campings.
Los vuelos de ida y vuelta costarán unos 600.000 euros a pagar entre los 72 productores corsos de clementinas (de un total de 145) que necesitaba mano de obra externa. Las autoridades locales de la isla, los siempre vocingleros nacionalistas corsos, no han dicho ni mú.
Los alemanes ya usaron en primavera el mismo procedimiento para importar trabajadores rumanos en la cosecha de espárrago. Seguramente, en España hay algún ejemplo similar que ignoro. Sí recuerdo los brotes de covid de fines mayo en Huesca y Lérida propiciados por las malas condiciones de acogida de los temporeros.
Frente a la pandemia, sobra bronca y estadística. Y falta, ir al detalle y hacer las cosas bien. Y humildad para copiar lo que otros hacen mejor.