Madrid: el gato es el gato
A Madrid los separatas la ven como el agujero negro del centralismo, el origen de sus males. La venganza de la periferia ha llenado el Parlamento de cantonalistas y taifas; todos los que detestan la capital de la gloria se alegran de vernos confinados. Algunos madrileños sospechan que el Gobierno en vez de explicar y averiguar quién mató a 6.000 ancianos, tiene la tentación de tomar Madrid que siempre se le resiste. «Apoyados –me dicen– por los Frankenstein de la república plurinacional han creído que ha llegado la hora de apoderarse de la Villa y Corte. Y ese subidón puede convertir a Isabel Díaz Ayuso en el alcalde de Móstoles o en Agustina de la Puerta del Sol».
A los políticos de la periferia les atormenta que sólo Madrid sea corte y estos días han conseguido que hayamos perdido la capitalidad y el sueño.
Durante un par de semanas, otra vez, no somos paseantes en corte, como ocurrió en el Siglo de Oro, cuando –entre
1601 y 1606– la corte se trasladó a Valladolid. Agustín de Rojas escribió entonces que la villa aparecía aterida en un silencio sobrecogedor. «Afligióseme el alma de ver tanta tristeza, tanta soledad, tanta miseria, tanta desventura. Miraba las calles y dábanme lástima. Y lo que más admiración me causó fue la gran soledad que había». Ahora no hay soledad, sino mala leche. La presidenta de la Puerta del Sol declara que el de Pedro Sánchez es el gobierno más autoritario de la historia de la democracia y se ha vengado de Madrid cuando la pandemia estaba remitiendo. No sabemos quién miente más. Madrid no se fía de nadie y está sitiada por el virus. Los dos partidos turnistas se acusan de jugar con la vida y la salud de los madrileños. Hay mucha indignación en el foro. La izquierda acusa al PP de querer convertir Madrid en ciudad-Estado y de conspirar con los jueces en la lawfare para derribar el Gobierno de coalición.
«El gato –según el gran Pablo Neruda– quiere ser sólo gato y todo gato es gato desde el bigote a la cola», y, el alcalde de los gatos, José Luis Martínez-Almeida, dice que acatarán el 155 sanitario pero que están refunfuñando. A la ciudad bravía no le gusta el ordeno y mando, ni que la Policía pare los coches con armas largas en la carretera de Burgos ni que nos amenacen con helicópteros en el claro cielo. Circulan ripios por los móviles en los que se pone a caldo al presidente del Gobierno: «Madrid no te perdonará, Pedro el Oscuro. / El que reta a Madrid / muere. / Y te ha salido un / enemigo tozudo / que se llama Isabel Díaz Ayuso».