NACHO PALAU, ANTE EL JUICIO POR SUS HIJOS CON BOSÉ: “HAY NERVIOS Y TRISTEZA”
El lunes se celebra al fin la vista por la doble filiación de los cuatro hijos del cantante con su pareja durante 26 años. Palau reclama que los niños (Diego, Tadeo, Ivo y Telmo, mellizos biológicos de cada uno) convivan más tiempo que los 15 días estipul
EL PRÓXIMO LUNES, EL JUZGADO de Instrucción nº 4 de Pozuelo de Alarcón, celebrará una vista insólita. Ignacio Palau Medina, pareja de Miguel Bosé durante 26 años, ha demandado al cantante para reclamar que los cuatro hijos que tuvieron en común sean considerados como hermanos aunque no tengan el mismo apellido ni una genética común.
Tadeo y Diego, nacidos en 2011 en Estados Unidos por gestación subrogada, son hijos biológicos de Miguel Bosé Dominguín. Siete meses más tarde nacieron por el mismo procedimiento Yvo y Telmo Palau, hijos del escultor valenciano, unido a Bosé desde que tenía
19 años hasta que el intérprete de Bandido rompió la relación en 2018, cuando padres e hijos habían fijado su residencia en Panamá, donde el cantante nació hace 64 años.
Miguel y los dos mayores residen ahora en México DF; Nacho Palau y los pequeños viven en casa de la abuela materna en Chelva, un pueblo de 1.500 habitantes a 70 kilómetros de Valencia.
Tras la ruptura, Palau presentó una demanda para “defender sus intereses y, fundamentalmente, los de sus hijos menores”. Poco después consiguió llegar a un acuerdo de medidas cautelares para que los niños compartieran vacaciones, al menos cuando los pequeños Bosé estuvieran en España.
En verano de 2019, los cuatro pasaron juntos semanas alternas, entre Chelva y Somosaguas, la casa madrileña de Bosé. Este último verano se cumplió de nuevo el acuerdo. Los pequeños se hablan y se ven de vez en cuando por teléfono, pero para Nacho Palau no es suficiente.
“Esos niños tienen que verse, tienen que convivir, mantener un contacto más completo”, cuenta Palau a LOC dos días antes de la vista. “La distancia es olvido, como dice la canción. Si se ven solamente 15 días en verano, eso no es”.
Y como ha expresado en ocasiones anteriores, insiste en que no se trata únicamente de reclamar que los cuatro niños tengan el mismo nivel de vida del que disfrutaron los ocho años que pasaron juntos como hermanos de una misma familia. “Yo no estoy pidiendo nada para mí, lo hago sólo para los niños, que han cambiado su calidad de vipara peor. Se pide ayuda para ellos y punto, no hay más”.
Lo cierto es que los hijos de Miguel viven en la mejor zona residencial de la capital mexicana y son alumnos de uno de los colegios de élite de la ciudad, mientras los niños de Palau van al colegio público de Chelva y su padre, con una economía precaria, está obligado a tener dos empleos, uno de ellos como cocinero en una residencia de ancianos.
Nacho Palau tuvo siempre vocación artística y hacía esculturas que podría haber expuesto con éxito con la ayuda de Miguel, de su popularidad y poder mediático. “Pero no le gustaba que Nacho se hiciera visible”, cuenta un miembro de la familia, “lo tenía monopolizado. De hecho a nosotros nos costaba acercarnos a Nacho, al que siempre hemos querido mucho”.
Palau también descubrió un día que es un buen jugador de tenis, pero nunca pudo dedicarse a una y otra afición porque vivió siempre a la sombra de Miguel
sin que su relación se hiciera pública. Sólo los amigos más cercanos y la familia sabían que formaban una pareja estable.
El valenciano pasó nueve años ocupándose de la finca extremeña donde se criaban cerdos, vacas y ovejas y Bosé comercializaba Monsalud, jamón ibérico de alta calidad. Allí estaba Rocamador, un antiguo monasterio convertido en hotel, que regentaban Lucía hija y su segundo marido, el actor Carlos Tristancho. Ninguno de los neda gocios funcionó, a pesar de que se hicieron grandes inversiones, del buen gusto con que fue restaurado el convento, del buen hacer de Lucía y del interés de Miguel por sacarlo adelante. El hotel cerró en 2012 y acabó poniéndose a la venta.
Más tarde, el cantante y su pareja decidieron ser padres. Primero lo hizo Miguel, aconsejado por su amigo Ricky Martin, padre también por gestación subrogada y padrino por cierto de su hijo Tadeo. El otro niño,
Diego, es ahijado de Juanes, otro famoso artista latino. Bosé explicaba su decisión porque a los 50 años en casi todo el mundo es muy difícil poder adoptar un niño.
Siempre muy celoso de su intimidad y su vida familiar, sorprendió a todos anunciando un día en las redes sociales que había sido padre: “Queridos todos, tengo una buenísima noticia que contaros: he sido papá de 2 niños preciosos que ayer cumplieron un mes. Se llaman Diego
y Tadeo. Estamos ya en casa y con buena salud. Soy el hombre más feliz de la tierra!!!”.
Mucho más sorprendente fue más tarde su declaración en una entrevista para la revista Shangay en mayo de 2014. Cuando ya despedía a los periodistas con los que había charlado en su casa de Somosaguas, les advirtió que tenía algo importante que añadir: “La emoción le embarga”, escribe el reportero de la publicación. “No tengo dos hijos, tengo cuatro”. Y ya no puede retener las lágrimas. Pero son de alegría, por suerte. “A los siete meses de nacer Diego y Tadeo llegaron otros mellizos, Ivo y Telmo. Muy poca gente lo sabía. Hasta ahora…”.
Con esa sincera y emotiva declaración, Miguel Bosé estaba confirmando lo que Nacho Palau defiende en su demanda. El cantante consideraba a los hijos de su pareja como suyos propios y dejaba constancia de esa paternidad consentida y buscada en un medio de comunicación.
Los periodistas contaban también, que a continuación, Miguel esperó a que los niños se despertaran de la siesta y les invitó a conocerlos, a sus cuidadoras y la sala de juegos. El feliz padre les dice que Diego y Tadeo tienen los ojos verde pardo, como él, mientras Ivo y Telmo los tienen azules. ¿Cómo Nacho Palau? La existencia del otro padre de los niños no fue mencionada en la publicación, como si no existiera.
Sería interesante conocer quién pagó los cuantiosos gastos de esa segunda paternidad, que en Estados Unidos suele costar de 150.000 dólares en adelante, más la compensación que se suele dar a la gestante en estados como California, a lo que hay que añadir la estancia obligada de los padres varias semanas más en el país antes de poder llevarse al niño a casa.
Todo indica que Miguel Bosé fue quien podía afrontar esos gastos y que, según la alegría que mostraba de ser padre de nuevo, lo hizo encantado.
El desenlace judicial de este caso es incierto por lo novedoso de la situación y marcará a la que fue más que una pareja, una familia. “Hay nervios, muchos, y mucha tristeza”, nos dice Palau. Es una cosa rara, a ver cómo acaba esto pero algo tiene que pasar. Convives con una persona muchos años, luego pasan las cosas y no entiendes el porqué, teniendo cuatro hijos en común. No sabes por dónde salir, pero ¿qué haces con esos cuatro enanos?”.
Nada se sabe de los sentimientos de Miguel Bosé frente a este proceso, sin duda doloroso para él por la exposición de su vida personal, que siempre ha blindado a la curiosidad ajena.
El cantante pasa por un momento complicado, tanto profesional como sicológico, militando en las redes sociales contra todo y contra todos. Desde líderes políticos de todo signo, como Nicolás Maduro o Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile y ahora Alta Comisionada para los Derechos Humanos en la ONU. O atacando la existencia misma de la pandemia sanitaria que azota al mundo entero. Un Miguel desconocido y desconcertante incluso para los que le quieren, como Nacho Palau.