El ‘establishment’ catalán espolea los indultos y presiona a Casado
▪ Llamamiento en público y en privado al líder del PP para que acepte los indultos sin tomarlos como «concesiones vergonzosas» ▪ Casado se mantuvo firme en un almuerzo con independentistas
Los grandes empresarios, los obispos y las asociaciones civiles se alinean con la operación de Sánchez en favor de la medida de gracia para los presos del 1-O
El líder del PP, hostigado desde el Círculo de Economía, se mantiene firme en contra del perdón y el presidente monta un ‘show’ en el Liceu para proclamar su concesión
El poder económico catalán ha decidido que hay que dar una oportunidad a los indultos y ejerció ayer presión en Barcelona sobre el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, tanto en público como en privado.
El líder de la oposición almorzó en privado con 14 presidentes de instituciones y asociaciones catalanas, incluidos independentistas, y una mayoría le pidió que moderara sus posiciones para favorecer el diálogo. «La mayoría le hemos pedido que considere apoyar los indultos, porque puede ser una solución para destensar», afirma a este diario uno de los asistentes. «Tienes que entender más lo que pasa en Cataluña, si quieres tener más representación» o «muévete, no te cierres», fueron algunos de los mensajes lanzados a Casado, según asistentes que recalcaron que el tono general fue cordial y civilizado. También fuentes del PP señalaron que, aunque Casado expuso su posición contraria a los indultos con firmeza, no hubo tensión en la reunión.
Los asistentes le pidieron que secunde el ejemplo en el pasado de Josep Piqué, que forjó un PP catalán: «No hagas como Rajoy y Soraya que abandonaron Cataluña. Venían y se iban en el día sin salir de Barcelona».
El almuerzo fue organizado por Borja García-Nieto, que pilota el llamado G-16 para la mejora de las infraestructuras de Cataluña. Asistieron entre otros, el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, y del Cercle, Javier Faus, que se han manifestado públicamente en favor de los indultos. También acudieron independentistas como la presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona, Mónica Roca, o la del Ateneu Barcelonés, Isona Passola, que fueron particularmente activas en el almuerzo, que se prolongó durante más de dos horas. Casado les mostró su total escepticismo con que los indultos apenas cuatro años después de los delitos cometidos con el referéndum de 2017, fueran a contribuir a normalizar la situación y dotar de estabilidad a Cataluña.
El líder del PP hizo frente a los reproches defendiendo a su vez que se pueda elegir el castellano en la educación y que no pueda ser requisito excluyente para el empleo público. Recriminó la propaganda secesionista en los medios públicos y alertó contra la violencia callejera como la de los CDR que tenían, recordó, a él mismo como uno de sus objetivos. Sostuvo que el PP puede traer la prosperidad que ha perdido Cataluña con el procés al fomentar bajadas de impuestos, inversión más financiación y estabilidad. No acudió al almuerzo el presidente del Barcelona, Joan Laporta, pero sí el del Espanyol, José María Durán o el del Círculo Ecuestre, Antonio Delgado, entre otros.
«El presidente ha expuesto lo mismo que en público», aseguran por su parte en el PP en alusión a su intervención de la mañana en la reunión anual del Círculo de Economía. El anfitrión, el mencionado Faus, le agradeció su presencia en un tono cordial que contrastó con la dureza del ex presidente de CaixaBank, Jordi Gual. Era el teórico moderador del debate con Casado, pero le lanzó claros dardos. Señaló que los indultos «no deben verse como concesiones vergonzosas e inadmisibles ante una contraparte que nunca estará satisfecha». «No es cierto que la sociedad catalana esté dividida en dos partes. No es cierto, ni la mitad es independentista ni constitucionalista. La realidad es mucho más matizada». Incluso subrayó a Casado «la escasa representación» que tiene el PP en Cataluña. El líder de la oposición aguantó sin perder la sonrisa, pero hizo frente. Se situó en contra de «concesiones que sólo van a traer frustración», porque «el nacionalismo es insaciable». Apostó que los indultos no servirán para dar una solución estable a Cataluña donde ha recordado que hay medio millón de personas en paro y donde «no hay un problema de democracia, sino de cumplimiento de la ley». Resaltó que ni la Fiscalía ni el Tribunal Supremo respaldan los indultos y que no se ve ni arrepentimiento ni imposibilidad de reincidencia. «No podemos aceptar un golpe a la legalidad», zanjó.
Gual aseguró que «el diálogo es
real» y representó así el sentir del grueso de la directiva del Cercle, la influyente asociación que da credibilidad a los limitados gestos iniciados por el nuevo Gobierno independentista. «Casado parece rehén de la derecha madrileña», criticó un directivo del Cercle, que defiende la llamada Tercera Vía de más autogobierno para Cataluña que también enfrió el líder del PP. No todos los empresarios catalanes se sitúan en esa línea. Algunos felicitaron a Casado tras su conferencia a la que también asistió, en inusual gesto, la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz. Casado la correspondió quedándose después a escuchar sus palabras sobre el mercado laboral.
Levantó polémica el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, también presente. No llegó a apoyar los indultos expresamente, pese a que titulaba así RTVE una entrevista que concedió en Barcelona, pero dejó claro que no los rechaza. «Es una facultad del Gobierno», dijo a este diario asegurando que «CEOE no tiene posición sobre los indultos».
La Conferencia Episcopal Tarraconense –que reúne a los obispos catalanes– sí respaldó en un comunicado la concesión de indultos por «la fuerza que tienen el diálogo y las medidas de gracia en todas las situaciones de conflicto». «El logro de un recto orden social que permita el desarrollo armónico de toda la sociedad necesita algo más que la aplicación de la ley».