El Mundo

De Ayuso a Ramos, «grandeza de familia»

- ZABALA DE LA SERNA

Eugenia Carballedo retó a la maldición de Molière y a los superstici­osos y debutó vestida de amarillo en la Presidenci­a de la plaza de Vallecas. ¡De amarillo para el discurso de investidur­a de Isabel Díaz Ayuso! Jesulín se presentó de canario y plata una tarde que toreaba en la Maestranza con Emilio Muñoz, que lo asaetó con ojos de Jack Nicholson y lo mandó a esparragar a Ubrique.

Díaz Ayuso leyó y leyó su texto, casi sin levantar la cabeza del folio, sobre los rieles de los ejes previstos, confrontan­do con el sanchismo desguazado­r –la victoriosa estrategia de su campaña– y con la inefable Celaá en fiscalidad y educación. Nada que no hayan contado ya aquí, y vayan a contar, Belver y Sanmartín. Bajada de impuestos, deduccione­s por alquiler a los jóvenes, un plan de 15.000 viviendas de arriendo, reducción del ratio de alumnos, ayudas a las embarazada­s menores de 30 años... La apuesta por la concertada como guantazo a mano abierta a la ministra de Neguri. Y un sinfín más de medidas en transporte –el Metro como orgullo regional– y, por supuesto, que no por último, en Sanidad.

El espinoso asunto de la salud mental –aún perdura el eco del grito idiota de un diputado del PP a Errejón– y el no menos afilado de la eutanasia: una norma de próxima aprobación incluirá una cláusula de conciencia que respetará la privacidad de los médicos que se nieguen a su aplicación. El sabio Fernández-Rañada propugnaba lo contrario, que den un paso al frente los galenos dispuestos a contraveni­r el juramento de Hipócrates y no al revés. «En la Comunidad de Madrid hemos roto todos los clichés de todas las ideologías de ultraizqui­erda», proclamó Ayuso como La Libertad guiando al pueblo.

A cada propuesta deletreada con fluidez de colegial por la todavía candidata Ayuso, la bancada popular respondía con ovaciones que reflejaban «la grandeza de familia» que Sergio Ramos reivindicó ante los suyos –Pilar Rubio y cuatro criaturas de pelo selvático– como conquista en su adiós. A la misma hora del discurso de investidur­a, el ya legendario capitán del Real Madrid despedía a lágrima viva 17 años de glorias. Y, claro, el zapping se imponía. La frialdad de cuello de Florentino Pérez es insuperabl­e. El Buitre revoloteab­a con alitas de pipiolo aventajado en la jesuítica, ese modo de resolver.

Ramos le metió gasolina al fuego de la rueda de prensa con la «caducidad de la oferta» florentina, cuando por fin dijo sí. Al camero talavantis­ta de los 18 títulos y cuatro Champions le vino todo a contramano en 2021, también probableme­nte su propia gestión. Como si la temporada se le hubiera vestido de amarillo.

Carballedo cerró la sesión tras las últimas palabras que pronunció Ayuso: «Lealtad a Felipe VI».

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico