La CNMC valida el recorte de Ribera
Corrobora con cambios técnicos la reducción de ingresos a nucleares e hidráulicas por el ‘dividendo del CO2’
La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) prevé aprobar el mecanismo diseñado por la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para recortar los ingresos de las centrales nucleares e hidráulicas que estén vinculados al alto coste del CO2. El organismo ha analizado internamente el anteproyecto de ley que regula la medida y su veredicto es positivo, aunque incluirá una serie de propuestas sobre cambios técnicos que mejoren su aplicación, explican a EL MUNDO fuentes del sector energético.
El apoyo de la CNMC supone un fuerte respaldo para Ribera, en horas bajas por el fuerte incremento de los principales costes energéticos y su impacto en las familias. No obstante, estos cambios no tendrán efecto hasta por lo menos el año 2022, ya que el anteproyecto debe someterse a una doble ronda parlamentaria y pasar de nuevo por Consejo de Ministros antes de su entrada en vigor. Este asunto ha llevado a que los ministros de Podemos pidan que el recorte se apruebe como decreto ley para asegurar su rápida aprobación.
Desde Transición Ecológica rechazan por ahora esta vía y aseguran que la medida está diseñada como un «cambio estructural» en el mercado eléctrico. Además, Ribera ha prometido que está abierta al diálogo con el sector y otras fuerzas parlamentarias para buscar acuerdos que hagan más robusto el cambio frente a los avisos de «incertidumbre regulatoria» que lanzaron los inversores internacionales tras conocer la medida.
La CNMC hará público su informe en los próximos días tras su aprobación en Pleno. El regulador comparte que el encarecimiento del precio del CO2 es un problema en el sentido de que se acaba repercutiendo en el bolsillo de los hogares, pero a su vez cree que el mercado de derechos de emisión es un mecanismo necesario para impulsar la transición hacia fuentes de generación menos contaminantes. El gran
desafío es que el coste de estos derechos se mantendrá en niveles altos de forma estructural tras haberse duplicado en el último año.
El mecanismo diseñado por Ribera prevé recortar a las eléctricas los ingresos extraordinarios que obtienen por el encarecimiento del CO2 en sus centrales nucleares e hidráulicas. Aunque se trata en ambos casos de fuentes de generación no emisoras, estas instalaciones cobran el mismo precio que las centrales térmicas de gas que tienen que pagar los derechos y luego los repercuten al mercado. Esto es así porque se trata de un mercado marginalista en el que todos los agentes
cobran el precio del último que logra casar su oferta de energía con la demanda.
Las eléctricas han criticado con dureza el cambio mientras sus cotizaciones se desplomaban en Bolsa. El más contundente ha sido el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, que cuestionó las «cargas inesperadas» y negó que las nucleares estén amortizadas, como señala la vicepresidenta Ribera. Las compañías han avisado de que si se consuma el ajuste está en juego el futuro de las centrales nucleares en España, fundamentales para apoyar la progresiva entrada de renovables en la transición ecológica del país.