Ayuso diseña un Gobierno continuista con Enrique López como hombre fuerte
Enrique López será su ‘número dos’, repesca a Rivera de la Cruz y deja fuera a Cantó
La presidenta, reelegida ayer, recupera para Cultura a Marta Rivera de la Cruz tras dejar Cs Bronca al acusar Monasterio a un diputado de Podemos de llegar «ilegalmente» a España
El guion se siguió al pie de la letra e Isabel Díaz Ayuso fue investida ayer presidenta de la Comunidad de Madrid por segunda vez en 22 meses. La candidata del PP logró «gratis» los votos a favor de su nombramiento de los diputados de Vox, aunque a partir de ahora el partido de Rocío Monasterio ya ha advertido que pondrá exigencias a cambio de su apoyo parlamentario. Los grupos de la izquierda se opusieron.
La dirigente autonómica contará con nueve consejerías, cuatro menos de las que tenía su malograda coalición con Ciudadanos, para las que ha apostado por la continuidad de su primer equipo. En líneas generales, se vuelven a unir las carteras que se dividieron en 2019 para satisfacer las aspiraciones de los socios del primer Ejecutivo bicolor.
El nuevo hombre fuerte del Gobierno ahora monocolor va a ser el magistrado Enrique López, que a las competencias de Justicia e Interior que ya ostentaba suma esta legislatura las de Presidencia. Tras una meteórica carrera política de apenas dos años, pasa a ser de facto el número dos de la Puerta del Sol al asumir la responsabilidad de la fontanería para hacer que todas las piezas del engranaje institucional encajen.
No es el único consejero que gana peso con la nueva estructura. Enrique Ossorio continuará como titular del área de Educación, a la que se reincorpora la gestión de Universidades y Ciencia, pero además será el enlace habitual del Ejecutivo autonómico con los medios de comunicación en el papel de portavoz.
Ayuso mantiene a los otros cuatro consejeros del PP que permanecían aún en su Gobierno en funciones, del que sólo ha salido Eugenia Carballedo para asumir la Presidencia de la Asamblea de Madrid. Además, repesca a Marta Rivera de la Cruz para la cartera de Cultura y Turismo, tras su baja como militante de Cs, y añade a su núcleo duro otros dos nombres con una dilatada trayectoria en las filas del PP: Concepción Dancausa y Carlos Izquierdo.
Además, tal y como reflejaban todas las quinielas internas, Toni Cantó se ha quedado fuera de los puestos de primera línea, lo que en el partido se interpreta como la respuesta al enfado de la presidenta por el hecho de que Génova filtrara su fichaje. No obstante, en su entorno apuntan que es probable que al ex dirigente de Cs se le asigne algún cargo en la «pedrea» , en alusión a una posible viceconsejería o una dirección general, aunque sin concretar.
En ese pulso entre la dirección nacional del PP y la Puerta del Sol, aventado los últimos días a raíz de la polémica por la vinculación que hizo Ayuso entre indultos a los presos del procés y la figura del Rey Felipe VI, resultó ayer llamativo que el secretario general, Teodoro García Egea, acudiera a la investidura, pero se marchara antes de la votación.
Prácticamente todos los consejeros del PP que repiten en el Gobierno autonómico mantienen sus competencias reforzadas. Sólo Enrique Ruiz Escudero, el responsable de Sanidad, se mantiene exactamente como estaba. Javier Fernández-Lasquetty, que dirigía el departamento de Hacienda, en esta legislatura tendrá también bajo su mando Economía y Empleo. La responsable de Medio Ambiente, Paloma Martín, se ocupará a partir de ahora de Vivienda y de Agricultura. Y el que asume otras responsabilidades es David Pérez: Transportes e Infraestructuras.
Concepción Dancausa estará a cargo de Familia, Juventud y Política Social y Carlos Izquierdo, de Administración Local y Digitalización. Aparte de Cultura y Turismo, Rivera de la Cruz se encargará también de Deporte.
«Tenemos dos años por delante para plantar cara a los modelos desastrados que asfixian a las clases medias y penalizan la creatividad», dijo ayer Ayuso en alusión a Sánchez en su última intervención para pedir el apoyo a su investidura. Vox ya apuntó ayer el precio que podrá a su apoyo al PP: el cierre de Telemadrid y la derogación de las leyes LGTBI.
Precisamente la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, fue la protagonista del momento más tenso al arremeter contra el diputado de Unidas Podemos Serigne Mbayé, portavoz del Sindicato de Manteros, «no por ser blanco o negro, alto o bajo», sino por haber llegado al país «de forma ilegal» y por haberse «lucrado durante años vendiendo de forma ilegal a las puertas de comercios y pymes». Carballedo sugirió a Monasterio que retirara sus palabras pero lejos de retractarse detalló lo antes dicho entre la bronca general, que finalizó con la expulsión de la diputada de Unidas Podemos, Vanesa Lillo, tras ser apercibida hasta en tres ocasiones