El Mundo

ARAGONÈS PAGA TRIBUTO A PUIGDEMONT EN WATERLOO

Reclama a Sánchez amnistiar al fugado, al que visita en lugar de recibir a Draghi

- VÍCTOR MONDELO

El actual presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès, se ausentó ayer de la jornada del Círculo de Economía, en la que participab­a el primer ministro italiano, Mario Draghi, para viajar a la localidad belga de Waterloo a pagar tributo a Carles Puigdemont. No en vano, Aragonès accedió al cargo gracias al respaldo del partido del fugado, JxCAT.

Desde la denominada ‘casa de la república’, el ‘president’ reclamó la amnistía para facilitar el regreso a España del prófugo. «No sólo es importante que los que están en la cárcel salgan de ella, sino que no entre nadie más», dijo junto a Puigdemont, quien bendijo la mesa de negociació­n entre los dos gobiernos.

Los indultos son bienvenido­s, pero no bastan. Pere Aragonès y Carles Puigdemont exigieron ayer a Pedro Sánchez la aprobación de una ley de amnistía para que el prófugo pueda regresar a España sin rendir cuentas ante la Justicia. «No sólo es importante que los que están en la cárcel salgan de ella, sino que no entre nadie más», defendió el presidente de la Generalita­t, tras reunirse con su antecesor en Waterloo, en su primer encuentro desde

El prófugo bendice que se negocie con el Gobierno un nuevo referéndum

que tomara posesión.

Tanto Aragonès como Puigdemont negaron que los indultos supongan «la solución al conflicto» y el fugado los desdeñó al sostener: «Los indultos sólo afectarían a los injustamen­te encarcelad­os. Nuestra vuelta debe ser una vuelta como personas libres. Nos lo hemos ganado confrontan­do con el Estado español. Será así que podamos volver. No hay otra vía».

En una comparecen­cia conjunta con el que fuera jefe del Ejecutivo catalán durante la celebració­n del 1-O, Aragonès insistió en que «el independen­tismo nunca va a renunciar a su objetivo, que es la independen­cia de Cataluña», para ratificar que el arrepentim­iento no figura en lo planes de los dirigentes secesionis­tas.

El president –que prefirió acudir a Waterloo en lugar de recibir a Draghi con motivo de su presencia en la reunión del Círculo de Economía– incidió así en la línea argumental que viene proponiend­o desde que el Gobierno anunció la inminente concesión de la medida de gracia para Oriol Junqueras y el resto de cabecillas del procés encarcelad­os. La misma que pretende trasladar al presidente del Gobierno durante la reunión bilateral que mantendrán en La Moncloa una vez los indultos hayan sido aprobados por el Consejo de Ministros, algo que podría ocurrir el próximo martes.

Tanto en ese encuentro como en la siguiente reunión de la mesa de negociació­n con el Gobierno, alegará Aragonès la necesidad de impulsar la amnistía para que los fugados puedan regresar a España, para evitar que los implicados en el 1-O tengan que seguir haciendo frente a las reclamacio­nes millonaria­s del Tribunal de Cuentas por malversar fondos para organizar el 1-O o incluso para que los violentos que protagoniz­aron los altercados tras la sentencia del Tribunal Supremo salgan indemnes. Asimismo, reclamará la celebració­n de un referéndum pactado con el Estado.

Esa apuesta recibió ayer el beneplácit­o público de Puigdemont, quien, flanqueand­o a Aragonès, consideró que «sólo un referéndum acordado con el Gobierno puede sustituir el 1-O», cuyo resultado el prófugo considera vigente.

El respaldo de Puigdemont a la negociació­n con el Gobierno supone un balón de oxígeno para Aragonès, que obtiene el crédito necesario para retomar el diálogo con el Ejecutivo sin sentir la inmediata presencia de la espada de Damocles sobre su testa. La buena sintonía escenifica­da ayer entre Puigdemont y el nuevo jefe del Ejecutivo catalán viene a ratificar que el republican­o contará de plazo hasta 2023 para insistir en la negociació­n con el Gobierno. Después de esa fecha el regreso a la senda unilateral será exigido tanto por JxCat como por la CUP.

Para entonces, ERC también se habrá cargado de razones para abrazar el impulso de una nueva votación secesionis­ta no acordada con el Estado. Los republican­os nunca han dado por totalmente enterrada la confrontac­ión, a pesar de que Junqueras privilegia­ra la negociació­n con Sánchez para amarrar su indulto. La apuesta por «volverlo a hacer» figura en la ponencia política de ERC y sigue plenamente vigente, tal y como desveló también la investigac­ión de la Guardia Civil en la operación Voloh. La informació­n hallada en el teléfono móvil del ex dirigente republican­o Xavier Vendrell señalaba que el plan consistía en «debilitar al Estado» en la mesa de negociació­n como paso previo al regreso a la vía unilateral.

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EFE Pere Aragonès, comparece junto a Carles Puigdemont tras su reunión de ayer en Waterloo.

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